Conozca tres increíbles historias de rehabilitación de perros de la calle

Hay quienes creen que es improbable recuperar una mascota acostumbrada a la calle, hay casos como los de Douglas, Tigresa y Hope, que demuestran lo contrario.

Douglas fue rescatado en el sur de Bogotá. Era un perro de pelea, tan salvaje y feroz, que al ver a otros de su especie sólo los quería atacar. Cuándo su estética y su salud de perro de combate empezaron a cambiar lo abandonaron. Douglas deambulaba por el sector de las Américas, desnutrido, sarnoso, con cortadas en las orejas y tumores en la piel. Eran las heridas que nunca tuvieron tiempo de sanar porque Douglas casi no salía del rin de pelea.

Su recuperación a manos de la Fundación Animal Love fue paulatina pero rápida. Después de 6 cirugías y 4 meses de compañía y manejo especial, el Pitbull de pelea bajó la guardia, admitió a cachorros en su espacio, compartió juegos y comida con otros perros. ¿Cómo lo lograron? "con mucho amor y paciencia y siempre bajo supervisión" cuenta Jhoanna Pérez, vocera de la Fundación.

Hoy Douglas, con 12 años aproximadamente, anda libre, sin peligro de atacar o de ser atacado. Necesita una familia que le dedique además de tranquilidad mucho tiempo para pasear, jugar, nadar y dejar que socialice con otros perros. Douglas está ciento por ciento recuperado.

Tigresa vivió en la calle toda la vida. Con 12 años todavía era una superviviente puesto que en condiciones tan hostiles es improbable que un perro dure tanto. Comer comida de la basura, tomar agua de los caños y vivir a la intemperie ya le habían pasado factura. Cuando fue recogida Tigresa padecía serios problemas hepáticos y renales, tenía una rodilla dislocada, 6 muelas y un agotamiento acumulado de tantas penurias y años sin hogar. Además no confiaba en los humanos.

Varias veces intentó morder a sus nuevos dueños pero corrió con la mejor de las suertes. Su nueva familia la adoptó así de madura como estaba. Con perseverancia e infinito cariño Tigresa cambió. Tigresa es la consentida de la casa de una familia que nunca viaja sin ella y que tampoco vio en su edad avanzada taras para convivir con personas y otros animales. Sus paseos favoritos son al mar donde la perra es evidentemente feliz. Hoy tiene 14 años y mucha motivación para disfrutar lo que le queda de vida a lado de los seres que aprendió a amar. 

Primero fue usada para traer al mundo la mayor cantidad de crías posibles, cuando tener una mascota de la raza Bull Terrier era el furor. Después fue botada a su suerte y cayó en manos de un habitante de calle de Ciudad Bolivar que la maltrató durante 6 largos años hasta casi matarla de hambre. Hope estaba en los huesos cuando se la arrebataron a su dueño. La red de animalistas Dogpack se hizo cargo temporalmente de Hope que pesaba 11 kilos cuando lo normal en estas razas es un peso de 25 a 30 kilos.

Una familia residente en las afueras de Bogotá se conmovió con su historia y la acogió junto con otra callejera llamada Úrsula. Poco a poco Hope ha recobrado su semblante de Bull Terrier sana tanto afectiva como físicamente.

Tres historias de rehabilitación de perros maltratados y abandonados que prueban, entre miles de casos, como “los trastornos o traumas de comportamiento en los animales generados por situaciones de estrés, miedo, ansiedad o agresividad, sí pueden ser superados con protocolos de tratamientos contemplados en las ciencias de la etología clínica veterinaria o sicología conductista o cognitiva”, asegura Carolina Alaguna, veterinaria etóloga bogotana.

"Existen protocolos para trabajar conductas de agresividad, de ansiedad, de miedo, con ayuda de sicólogos o adiestradores experimentados. Son terapias que se aplican igual que en los humanos con bases científicas en la sicología(...)La mayoría de animales adoptados no presentan problemas de comportamiento y los pocos que sí están relacionados con tema de agresividad cuando han sido adiestrados para ser agresivos", añade Alaguna.

Por su parte, Lina Lamos, comunicadora animal, asegura: