Internacionalnoviembre 25, 2017hace 6 años

Cuba conmemora la muerte de Fidel Castro y se prepara para un relevo generacional

Castro sigue generando esa especie de idolatría mesiánica en algunos y el odio y desprecio de otros. Lo que es indiscutible es que fue el hombre que no solo marcó la historia de la isla sino de toda Latinoamérica.

Foto: AFP

Hace un año exacto el mundo occidental se despertaba con una noticia que ocupaba titulares en todos los medios. EL 25 de noviembre de 2016 había muerto el líder revolucionario cubano Fidel Castro a sus 90 años.

Un año después de su muerte, Cuba recuerda a Castro como un líder indiscutible, su pensamiento se eleva a doctrina y su imagen inunda los medios oficiales, donde se le compara con un héroe, otros, que son pocos, critican esa visión idealizada y sobrevalorada del comandante.

Fidel Castro gobernó la isla con mano de hierro por 48 años, y tras su muerte, sus restos recorrieron el país hasta el cementerio de Santa Ifigenia en Santiago de Cuba.

Hace un año los cubanos iniciaban el primero de 9 días de luto que decretó el gobierno.

Es sabido que el gobierno no tiene previsto hasta ahora ninguna conmemoración, inspirado en el rechazo al culto a la personalidad que propugnó Fidel y que el Parlamento refrendó legalmente.

Antes de morir, el expresidente cubano expresó su deseo de que su nombre no se usara en calles o plazas, ni se erigieran monumentos en su honor, voluntad que se ha respetado parcialmente ya que por estos días su imagen inunda los medios, todos controlados por el Partido Comunista, y sus retratos cuelgan de las paredes de muchas instituciones oficiales.

"Yo diría que la Revolución cubana sin Fidel Castro no existe. Él fue el centro de ese proceso político, quizá demasiado autoritario, demasiado mesiánico", afirma el historiador cubano Enrique López Oliva.

Según el académico, los grandes logros de la Revolución, como la salud y la educación gratuitas o los ideales de solidaridad e internacionalismo se mantienen, aunque debilitados, porque "el tiempo ha ido creando nuevas necesidades y retos, nuevas generaciones con otras aspiraciones", que se encuentran hoy ante un vacío de liderazgo.

Para López Oliva -que estudió con Fidel en los años cuarenta y luchó en la clandestinidad contra el régimen de Fulgencio Batista-, es peligroso seguir amarrados hoy a su discurso marxista y antiimperialista, que fue "genial" en su momento histórico, pero ahora el momento es otro. la Unión Soviética ha caído y la lucha de guerrillas está prácticamente extinguida.

Para otros intelectuales de la izquierda militante, como Graziella Pogolotti, el legado de Fidel "está más vigente que nunca", en especial su pensamiento "humanista y anticolonial", que supo ajustar a las demandas de cada momento histórico.

"No solamente atendió a esa batalla por la liberación y la emancipación de los pueblos, sino que desde una fecha temprana advirtió con insistencia sobre los peligros que amenazan la supervivencia de la especie humana".

La Cuba después de Castro

En el año trascurrido desde su deceso, los cubanos vieron enfriarse varias de sus expectativas: las reformas de Raúl Castro "han terminado siendo demasiado irregulares", según el economista cubano Pavel Vidal, de la Universidad Javeriana.

En agosto fue congelada la entrega de licencias para el trabajo privado en una veintena de actividades y fueron eliminadas otras.

Según el exdiplomático y académico Carlos Alzugaray, hay "retrasos" en tres metas trazadas: la descentralización estatal, la apertura al sector privado y la unificación monetaria.

En lo político, apunta, hay que superar aún "la vieja mentalidad" y actualizar el ordenamiento legal e institucional, "pues nadie podrá gobernar a Cuba como lo han hecho Fidel y Raúl".

Este frenazo fue más dramático por el deterioro de la economía: la meta oficial de crecimiento anual cifrada en 2% en diciembre, fue ajustada a 1% en julio. La Cepal la calcula recientemente en 0,5% y algunos economistas incluso pronostican una cifra negativa, como el -0,9% de 2016.

Eso sin contar los daños que dejó el huracán Irma, aún sin cuantificar, que afectó en septiembre a casi toda la isla, sobre todo las viviendas.

A todo lo anterior hay que sumar el endurecimiento del embargo por parte del presidente Donald Trump que volvió a utilizar un lenguaje propio de la Guerra Fría. Uun retroceso" en la política de su antecesor Barack Obama, según Raúl Castro.

El menor de los Castro dejará pendientes una imprescindible reforma constitucional y otra electoral. También nuevas leyes de empresa, prensa y cine.

¿Quién sucederá a los Castro?

Más de ocho de los 11,1 millones de cubanos están convocados este domingo a votar en las elecciones municipales, un proceso sin sobresaltos ni sorpresas, que debe terminar en febrero con un nuevo presidente, y que marcará un relevo generacional en la isla: un nuevo presidente sin el apellido Castro y que tampoco será una figura histórica de la revolución.

Para el académico cubano Arturo López-Levy, de la Universidad de Texas-Rio Grande Valley, ese relevo "ofrece oportunidades de cambios de política acorde a la visión de la nueva generación que irá ocupando los puestos cimeros".

Todos los pronósticos coinciden que el actual primer vicepresidente, Miguel Díaz-Canel, un ingeniero de 57 años, ocupará la presidencia de Cuba, tras una lenta carrera política, pues recorrió paso a paso todos los escalones del poder.

Sin embargo, nada indica que Raúl Castro deje la jefatura del Partido, principal cargo político del país, al menos hasta su próximo Congreso en 2021.

"Cualquier nuevo gobierno después de Raúl Castro deberá ser por naturaleza colectivo, pues el país no vive un momento carismático y ninguno de los líderes de la nueva generación tiene capital político para dictar política, más allá de las atribuciones de su cargo", aasegura Arturo López-Levy, de la Universidad de Texas-Rio Grande Valley.

Y aunque se prevé un "aterrizaje suave" para el nuevo equipo de Díaz-Canel, según López-Levy, la adopción de esas medidas pendientes puede provocar un choque "entre la nueva y la vieja mentalidad" en el poder, que puede ser "más o menos agudo", opina Alzugaray.

 

por:Autor Noticias RCN

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