Modernizar el transporte en Bogotá: proceso caótico, pero necesario

El paro de transporte que se inició en Bogotá el pasado lunes y que se levantó luego de tres días, mantuvo en caos algunas partes de la capital, pero sus efectos reales se sintieron especialmente en las horas pico.

Eso, por la falta de buses pero además porque las autoridades recibieron la orden de no permitir bloqueos para no frenar más la movilidad de la ciudad. Sin embargo, pese a lo difícil de la situación que se presentó, analistas consideran que el SITP ha respondido adecuadamente a la demanda de pasajeros de los últimos días y coinciden en que la movilidad de Bogotá debe seguir avanzando hacia un sistema integrado de transporte.

Esto quedó en evidencia, tras la suspensión del servicio de buses tradicionales que es explicada por la Asociación de Pequeños Transportadores, Apetrans, encabezada por su presidente, Alfonso Pérez, quien asegura que se entró en cese de actividades este lunes demandando dos puntos específicos: el rechazo a la implementación del pico y placa para el transporte tradicional y que el valor de los buses entregados al SITP no les han sido pagados, acuerdos que ya fueron discutidos con el alcalde Gustavo Petro.

A las protestas de los conductores del servicio de transporte tradicional de la capital, que terminó luego de una reunión con el Distrito, se sumó la protesta de los ciudadanos, a quienes les molesta que se haya subido el valor del pasaje de Transmilenio y el SITP en 100 pesos, alegando que el sistema no es lo suficientemente eficiente para pagar un tiquete de 1.800 pesos en horas pico.

"Hay que entender la situación de los pequeños transportadores (…)  pero la Administración tenía que presionar para que eso ocurriera. La medida que tomó la administración de un pico y placa de dos dígitos indica que era adecuada para presionar esa migración de la demanda hacia las rutas zonales del SITP. Ese paso había que darlo y hay que respaldar en eso a la Administración", dijo el concejal de Bogotá.

La restricción del pico y placa para los buses tradicionales que entró en vigencia este lunes tiene como fin primordial incentivar más el uso de los buses azules del SITP y que la ciudadanía se familiarice y use más este sistema integrado.

La prohibición es de lunes a viernes, dos placas por día y las 24 horas. Este sigue siendo uno de los puntos de discordia entre las partes y se anunció una nueva reunión para discutirlo.

Con esta prohibición la Administración Distrital pretende sacar de circulación alrededor del 20 por ciento de los más de 8.000 buses de transporte colectivo, y así ir disminuyendo paulatinamente la circulación de estos automotores y dar tiempo a los usuarios para familiarizarse por completo con el funcionamiento del Sistema Integrado de Transporte Público.

Con la entrada a paro de los transportadores, no salió de circulación ese 20 por ciento sino más del 70 por ciento de ese parque automotor, lo cual puso a prueba el funcionamiento e integración del SITP  y Transmilenio. Para los analistas, el Sistema Integrado superó la prueba ya que no colapsó. 

El concejal De Roux asegura que "las rutas azules han demostrado la capacidad de absorber esa demanda y han movido a la población que prefería el sistema tradicional porque era más cómodo, podía parar las busetas en cualquier parte y no necesitaban tarjeta. Ha movido a la población a hacer el tránsito o desplazamiento del sistema tradicional al nuevo. En ese sentido el paro ha sido una suerte de tratamiento de choque que ha empujado las cosas en la dirección que se requería".

El cabildante justifica su opinión recalcando que en este paro no se vieron los medios de transporte que se veían en paros anteriores, como volquetas recogiendo personas, camiones del Ejército prestando el servicio para movilizar usuarios, ni transporte párticular haciendo las veces de público. 

"En este caso no se ha tenido que recurrir a esos mecanismos que son de excepción porque el SITP ha demostrado una fortaleza y una capacidad de absorber una demanda que no le conocíamos", enfatizó.

Para Alfonso Pérez, presidente de Apetrans, la Administración de Bogotá se está excusando en que los propietarios de los buses colectivos no los quieren entregar al SITP y así imponer el pico y placa que los afecta económicamente. Según Pérez, esta versión del alcalde Gustavo Petro es falsa, ya que ellos sí quieren entregar los vehículos, pero que se los paguen al momento de su entrega, ya que, según él, han entregado varios automotores y hasta el momento no han recibido un peso por ellos.

"El señor alcalde, para quedar bien con la ciudadanía, dice que nosotros no queremos entregar los buses, nosotros le decimo 'sí señor, nosotros queremos entregar los buses, páguenos y nos vamos'. Porque el problema es que nosotros hemos entregado buses que no nos han pagado y buses que entregamos en renta de los cuales llevamos 10 meses cobrando, y fuera de eso nos pone el pico y placa diciendo que nosotros no queremos entregar los carros, nosotros le decimos 'aquí están los carros' y ellos nos dicen 'es que no tenemos plata para pagarles'. El problema es que las operadoras no tienen el dinero para comprar los carros, entonces que el alcalde no diga que no los queremos entregar", reprochó el presidente de Apetrans.

Para Eduardo Behrentz, decano de Ingeniería de la Universidad de Los Andes, el paro fue totalmente injustificado, ya que el SITP no tiene reversa y en el paro de transportes anterior ya se había negociado y dado la indemnización que los trasportadores solicitaron para salir de las vías bogotanas.  

"Bogotá necesita un transporte calificado, un transporte formal, un transporte de calidad como el que podría llegar a ofrecer el SITP. Los transportadores saben que la entrada del SITP implica la salida del transporte colectivo, de tal forma que un pico y placa que reduzca a la mitad el esquema de transporte colectivo no es una injusticia sino un paso a esa implementación que requiere la eliminación completa del ciento por ciento del esquema tradicional. En el paro anterior ya negociamos con los transportadores, ya conciliamos y ya les dimos las prebendas y las indemnizaciones que pidieron, de tal modo que no se pueden quejar de la generosidad de la Administración de Bogotá", criticó el ingeniero.

Lo cierto es que con el paro se han terminado de comprobar las falencias que tiene el Sistema Integrado de Transporte Público, como el estar atado a usar tres tarjetas de acceso para utilizar el sistema por las diferentes troncales y el colapso en las estaciones de Transmilenio. Sin embargo, el balance para el SITP, que desde su funcionamiento nunca había transportado tal cantidad de personas, es bueno y al parecer no se quedó pequeño.

"Ha permitido hacer unos ajustes que eran importantes, por ejemplo la Administración aprendió hacia qué rutas del SITP tenía que mover más buses, porque eso solo se podía saber en unas circunstancias como las actuales", aclaró el concejal Carlos Vicente de Roux.

Pero el cabildante también está de acuerdo en que se deben estudiar las demás demandas de los protestantes, como la exclusión de los pequeños talleres que subsistían con el trabajo que les daban los buses tradicionales y que quedarían por fuera del negocio. 

"Un punto importante en este paro son los reclamos de los choferes que no han sido absorbidos por el SITP, de los montallantas, de los pequeños talleres de mecánica que son los terceros afectados por el cambio del sistema tradicional al SITP que representan demandas sociales que sí debe atender la Administración y nos las deben descuidar ya que son un componente de este paro", finalizó.