Así se desarrolló la última etapa de la entrega de armas por parte de las Farc en Vigía del Fuerte, Antioquia

Una de las últimas formaciones de los frentes 34 y Aurelio Rodríguez de las Farc se registró hace unos pocos días, primero lo hicieron sus escuadras y luego, poco a poco, todos los guerrilleros presentes en el punto de transición y normalización de Vidrí, en Vigía del Fuerte (Antioquia), se reunieron en la plaza central a escuchar las palabras de sus comandantes. Esa sería la última vez que lo hacían de forma obligatoria. Desde ahora solo quienes quieran harán las formaciones diarias.

Este hecho ocurrió hace cinco días, cuando los guerrilleros comenzaron la tercera fase de la dejación de las armas individuales. El último 40% de armas pasó a manos de la ONU y de allí a los contenedores ubicados en cada una de las zonas.

Con la entrega de su armamento, los subversivos dan su último paso para su reincorporación a la vida civil y Noticias RCN acompañó este proceso. 

Ese punto, ubicado entre Antioquia y Chocó, fue uno de los más lentos en su construcción y al final fueron los mismos guerrilleros quienes lo acondicionaron. Cuartos, cocina, zonas comunes y de estudio fueron terminadas por los mismos subversivos (vea también: ONU confirmó que las Farc concluyeron la entrega de sus armas).

La primera en entregar su arma fue Nasly Asprilla, una guerrillera que está en las filas de las Farc desde que tenía 19 años y hoy comienza a olvidar el "Camila" que la identificó durante esos años.

"Uno acostumbrado que el rifle lo mantiene ahí colgado. Uno lo limpia, le saca el mugrecito cuando está polvocito. A veces me acuesto y apenas veo la puntilla ahí y digo: '! ay mi fusilito!'", explicó Nasly.

Los más jóvenes fueron los primeros en entregar su armamento, lo hicieron el pasado 30 de mayo. "Entregué el arma el 30 de mayo, una ak47", dijo David Chabib un indígena guerrillero de las Farc.

"A uno siempre le da tristeza entregar el fusil ya que esa fue la que lo acompañó a por mucho tiempo a uno. Ese era la mamá, el papá, los hermanos", comentó Carlos Andrés Sierra, guerrillero.

Quienes ya pasaron por ese proceso dicen que no fue fácil, especialmente para aquellos quienes las portaban desde que eran unos niños.

"Mi arma la empecé a cargar desde los 15 años, cargaba un AK 47 y la tenía como que era la defensa de la vida y que hacía parte de uno. Era algo más de lo que uno necesitaba para defenderse", explicó Deysy Johanna Guzmán, subversiva de las Farc.

Quienes llevaban encima su fusil desde hace más de treinta años también cuentan que fue difícil entregar a su compañera, esa misma que estuvo a su lado en cada enfrenamiento con la fuerza Pública.

"Dentro de la dejación de armas yo creo que hay una situación importante donde nosotros estamos asumiendo un compromiso", señaló Víctor Gutiérrez, guerrillero.

"Las Farc en su conjunto está comprometida con la posibilidad cierta de construir la paz, está comprometida en el cumplimiento del pacto de parar la guerra", añadió Benkos Biohó, guerrillero.

A los 200 guerrilleros que llegaron al Punto de Transición y Normalización del Vidrí, se unieron más de cien milicianos, todos ellos entregaron sus armas a la ONU y recibieron sus certificados, para así dar el paso más importante en su reincorporación a la vida civil.

Fue en ese lugar en el que ya se cumplió con la última fase del proceso de dejación. Allí casi todas las certificaciones fueron entregadas, pero los problemas con los nombres mal escritos, los errores en las fechas de nacimiento o errores de ortografía han retrasado el proceso.

Como en las demás zonas veredales aquí quedó el 5% de los fusiles, 18 que serán portados por los encargados de la seguridad en cada uno de los puntos. Esa es una de las mayores preocupaciones.

"eso es un problema muy delicado porque no todo el mundo va a entender esto. Esperemos los primeros muertos a ver, tienen que haberlos. Ha habido muertos en la confrontación, los hemos tenido y sé que van a haber muertos", señaló Hener Giraldo Granda, guerrillero de las Farc.

Este cinco por ciento se mantendrá, según la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas, hasta el primero de agosto, cuando dejarán de ser puntos y zonas para convertirse en centros de reincorporación.