Yasunary, la espanta brujas
Durante siglos se ha hablado de un personaje mítico en la sociedad que genera todo tipo de morbo, la bruja.
Noticias RCN
octubre 31 de 2014
11:29 a. m.
11:29 a. m.
Hay quienes dicen que las han visto, otros que las conocen, algunos que las repudian y hay quienes atribuyen a patrañas su existencia. Pero esta es la historia de alguien que las combate, de una mujer que dice ser una limpiadora de hechizos.
Un patrullero de la Policía asegura que huyó despavorido de la muerte, que incesante lo perseguía sin darle tregua. Él jura que varias veces la pudo ver de cerca, como ese día cuando dos de los acompañantes que viajaban con él en un bus murieron a su lado. Después también la supo cerca, pisándole los talones, cuando tomó un taxi y ‘la parca’ se llevó una vida luego de un accidente.
Lejos de ese patrullero, un joven vivía su propio drama cuando perdió todo lo que tenía al ser consumido por el insomnio. Y cada vez que lograba conciliar un poco el sueño, las pesadillas lo absorbían al punto de sentir que todo lo bueno que tenía se le iba alejando.
En otra parte, a una mujer se le cayó el pelo, llagas le poblaron la piel y, pese a que visitó doctores y dermatólogos, nunca encontró una explicación médica.
Al final, todas estas historias tuvieron algo en común: todos los afectados están convencidos de que sus males derivan de hechizos y brujerías, supuestos trabajos de magia negra que, todos también afirman, Yasunary, la espanta brujas del Tolima, combatió y los ayudó a liberar.
La casa donde se combaten los males
Es mediodía y el asfalto se derrite por el despiadado calor que azota a Honda. A esa hora ni los pájaros se ven volar ni un alma cruza por el barrio Obrero.
En una de esas calles está una casa blanca rodeada por rejas, de donde se desprenden veraneras florecidas que han logrado sobrevivir a la sequía que cada año regresa para azotar el pueblo durante varios meses. Son las únicas plantas que permanecen vivas e intactas y parecen mofarse de la fortuna de las otras matas que en los jardines de las viviendas aledañas yacen muertas.
La fachada luce un poco desgastada. Dentro del pasillo de la casa, cuatro personas esperan el turno para que le adivinen la suerte y les cuenten cosas del más allá.
Adentro, en la sala, aguardando por sus clientes, está Yasunary, una carismática y bella mujer de 35 años que tiene el pelo rubio y unos ojos color miel, grandes y penetrantes.
La mujer que ataca el mal y que supuestamente liberó al patrullero de la magia negra que lo perseguía, dice ser graduada de aviación, psicoterapia y administración agropecuaria. Pero decidió dedicarse a leer las cartas y hablar con los muertos, y así se gana la vida desde hace 15 años, porque asegura que tiene unas capacidades especiales.
"Cuando tenía 6 años descubrí mi don a través de los sueños, en ellos veía lo que le iba a pasar a la gente, luego, a los 8 años, decidí bautizar mis cartas, cada una tiene un nombre y cada una de ellas me habla, me cuenta el futuro, el pasado y el presente, no son como las otras cartas que lee la gente", asegura la carismática Yasunary y suelta una risa contagiosa.
Tierra de brujería
Encontrar a Yasunary en una región como el Tolima, famosa por su música de cuerda, tiples y bambucos, así como por sus frutas exóticas y su rica gastronomía, es algo casi común.
Se trata de un lugar cuna de mitos y leyendas como el Mohán, la Patasola, la Madre Monte, la Llorona, historias que durante varias generaciones se han contado como parte de una tradición oral llena de realismo mágico.
"'Gabo' sólo contaba la verdad en sus historias. Por ejemplo, cuando escribió que la gente veía y conversaba con los muertos, como en la parte en la que Úrsula Iguarán lo hacía con Prudencio Aguilar en Cien Años de Soledad. Todo eso que la gente prefiere atribuirle a la imaginación de él, se trataba de historias reales que tal vez escuchó de alguien", afirma la “limpiadora de hechizos” con propiedad.
Yasunary asegura haber librado de brujería a más de 2.000 pacientes durante sus 15 años trabajando con lo paranormal. Dice conocer conjuros desde el más simple al más oscuro, desde atar un amor hasta burlar la muerte.
Es un poco intimidante encontrarse con ella, pues su mirada es tan penetrante y certera que parece una persona conocida desde hace años. La sala donde atiende está iluminada. En el centro hay una mesa redonda donde ella se sienta frente a sus clientes. Figuras religiosas cuelgan de las paredes, velones de varios colores están regados por el piso y los 42 gatos y 8 perros que cuida en su casa van de arriba para abajo todo el tiempo.
Ver a Yasunary es extraño, puede desconcentrar un poco el misterioso patio que está a sus espaldas y de donde vienen distintos olores a yerbas y esencias. Ella mira fijamente a los ojos, pero después lanza una mirada a la entrada. “Alguien más vino contigo”, dice, refiriéndose a una vieja amiga que murió hace cuatro años y que supuestamente sólo ella puede ver.
Riega las cartas con parsimonia después de barajarlas como si se tratara de un tallador profesional de casino y pide que las baraje y las parta. Suspira, sonríe y vuelve a mirar fijamente a los ojos. Después saca un papel donde comienza anotar muy rápidamente nombres, números y datos que después irá conectando para entregar supuestos mensajes del futuro. Algunos de los datos son tan certeros que el alma se estremece y la sorpresa es permanente.
¿Ciencia, religión o ignorancia?
“Si usted le da poder al mal, va a surgir su efecto. La falta de fe y de carácter de la gente y estar alejados de Dios hace que las personas comiencen a creer en cosas que se pueden volver reales, como la brujería”. Esta es la opinión del sacerdote Alexis Peñalosa, quien está a cargo de la capilla del Batallón de Honda y oficia también en la iglesia del Divino Niño.
Para el sociólogo Fernelly Domínguez, “el ser humano tiende a satanizar o a endiosar todo aquello que no entiende. La falta de información sobre algunos aspectos físicos y biológicos hace que estos sean atribuidos a brujerías o milagros”.
“La botánica cuenta con plantas venenosas y beneficiosas que causan efectos en quienes las usan. Entonces los charlatanes se aprovechan de los que desconocen esta información, les condicionan el cerebro para que crean en eso y comienzan a atribuirse cosas que no deberían”, explica Domínguez.
Sin embargo, para el padre Alexis, las “prácticas paganas” de ciertas personas como Yasunary abren la puerta al mal y pueden convocar fuerzas oscuras que terminan haciendo daño. “La Iglesia no reconoce la brujería, pero sí el mal, y los rituales y los sacrificios de animales le abren los caminos al demonio”, asegura.
Yasunary, sin embargo, dice que trabaja con Dios para combatir el Diablo, “quien junto con sus demonios está detrás de todos los males que pasan”, asegura. Ella cuenta que, incluso, un cura le ha solicitado ayuda para hacer exorcismos y limpiezas de personas y lugares que concentran mucha maldad.
Para la mujer, Colombia es una zona de “mucha brujería”. Al punto de que en el país se hace el ‘Mundial de Brujería’, específicamente en Ambalema, Tolima.
El tiempo pasa. Los maullidos de los gatos interrumpen a veces los silencios que ella hace para poder analizar las cartas y oír " lo que le dicen al oído" personas del más allá. La tarde se acaba, se termina la cita con la espanta brujas y en la entrada está aún una persona, aunque Yasunary asegura ver tres.
Las estrellas aparecen en el firmamento y el calor ya no es tan fuerte, una tímida brisa mueve las hojas secas de los árboles mientras surca el cielo una bandada de pericos en busca de refugio. Atrás quedó Yasunary, la mujer que ve y habla con los muertos, la que combate el mal y limpia hechizos.
El vestigio del sonido de su voz sigue retumbando mientras se sale a la calle principal. Las incógnitas que abren sus historias y sus afirmaciones nublan el pensamiento y la sensación de creer o no en todo lo que pasó no desaparece.
NoticiasRCN.com/Carlos Andrés Enciso Bolaños
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