¿Qué hacer con los menores que son usados por criminales para delinquir?
En lo que va corrido del 2014, sólo en Bogotá 7.000 menores de 18 años fueron aprehendidos por robo, microtráfico y homicidio.
Noticias RCN
octubre 29 de 2014
03:54 p. m.
03:54 p. m.
El uso de menores de edad por parte de delincuentes para cometer crímenes, que van desde raponeo en las calles hasta sicariato, se ha convertido en un dolor de cabeza para las autoridades de todo el país, ya que el Código de Infancia y Adolescencia impide que cualquiera que tenga menos de 18 años sea imputado por sus responsabilidades criminales y, cuando son hallados culpables de hechos como extorsión u homicidio, deben pagar sus penas en centros de rehabilitación que son supervisados por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).
Según datos de la Fiscalía, un 10% de las violaciones a la ley son cometidas por menores de edad. Un claro ejemplo son los videos grabados por Noticias RCN en el centro de Bogotá, en los que se pueden ver a jóvenes hurtando a los transeúntes, además portando armas blancas y de fuego para cometer los robos.
Estos menores hacen parte de bandas de delincuentes comunes que los usan porque saben que la Policía tiene limitantes frente a ellos.
Los reportes de las autoridades indican que niños son usados principalmente para distribución de drogas en barrios, como 'campaneros', para que anuncien la presencia de la Policía y también como sicarios. En lo que va corrido del año, solamente en Bogotá se han trasladado a 7.000 menores de edad a centros de reclusión. Según datos de la Policía Metropolitana, el robo fue la principal causa de estas detenciones, con 3.015 casos, mientras que 2.529 fueron aprehendidos por porte ilegal de drogas. Otros 23 estuvieron involucrados en homicidios y 14 en acceso carnal violento.
El comandante de la Policía de Bogotá, general Humberto Guatibonza, asegura que la situación lo tiene muy preocupado y que desde ya se está adelantando una estrategia conjunta con la Fiscalía para tratar de judicializar a quienes emplean a menores como instrumentos del delito.
"Nosotros estamos trabajando en desarticular bandas. Nos preocupa la situación, porque cada vez son más los niños involucrados en hurtos y homicidios y de la mano con la Fiscalía estamos buscando golpear a quienes reclutan menores para desestimular esa práctica".
Para el expresidente de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, Augusto Ibáñez, "una cosa es el menor víctima y otra el menor víctimario", por lo que hay que hacer la diferencia. El jurista asegura que el problema de la ley es que un menor en Colombia es considerado niño y por lo tanto tiene derechos especiales de protección.
Ibáñez agrega que en los años 70 ya se intentó disminuir la edad legal de la niñez a 14, pero debido a convenciones internacionales el proyecto se vino abajo.
El magistrado cree que una "fórmula plausible" para combatir el fenómeno de menores usados para delinquir es que se mantengan las edades, pero que quienes reincidan en delitos sean tratados como imputables, es decir, como mayores de edad. "Una persona, aunque tenga poca edad, si ya tiene varias entradas a la cárcel, conoce cuál es su circunstancia y cuál es el comportamiento ilegal que está cometiendo".
Para el expresidente de la Sala Penal de la Corte, el argumento de la "inmadurez mental de los menores de 18 es una utopía".
Para el abogado Fernando Gómez, un cambio en el Código de Infancia y Adolescencia no es la respuesta, ya que eso no implica que haya una disminución en los delitos, sino un aumento en la carga laboral para el aparato de justicia del país, que, considera, lleva muchos años colapsado.
"Lo que pasa es que en el país hay una constante y es endurecer las penas y amenazar con cárcel a todo el mundo. Eso mismo pasó con la ley de pequeñas causas y con los conductores borrachos. Eso es una sobrecarga para el aparato judicial del país, que ni siquiera puede con delitos de alto impacto. Además, ¿a dónde van a mandar a los menores que agarren robando? Si no hay sitios adecuados para recluirlos ni pie de fuerza que los controle. A ellos los cuidan docentes y trabajadores sociales que no están armados ni entrenados. Esa no es la salida".
Gómez cree que es necesario que se aumenten las iniciativas que impulsen el buen uso del tiempo libre en los barrios de cada ciudad, especialmente los de estratos más bajos, que es donde hay mayor vulnerabilidad.
"Hay zonas de alto impacto porque el índice de desocupación de los menores es altísimo. No estudian ni tienen actividades extra en qué gastar su tiempo. Se la pasan en los parques y sin figuras de respeto son presas fáciles de los violentos que por unos pesos los emplean para el microtráfico y el sicariato. Se necesita, por un lado, aumentar la jornada escolar para que tengan acceso a comida, a adultos que los ayuden en su formación; y por otro, una mayor presencia del Estado, no solo en términos de inversión sino de proyectos culturales incluyentes", concluye el abogado.
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