¿Por qué protestan los campesinos?

Hace tres meses uno de los líderes de los cultivadores de papa presentó un panorama de lo que ocurre en el sector, ante el Senado de la República. En una grabación, del 7 de mayo de 2013, presenta claramente las necesidades del gremio.  

En una intervención de cerca de 8 minutos, César Pachón, representante de la Dignidad Papera,   fijó la posición de los cultivadores de papa y otros líderes agrícolas.

Insumos

“Un bulto de abono aquí en Colombia está sobre los 80.000 pesos, mientras que en los países vecinos está en 20.000”.

Contrabando

“Aquí se habla de que el año pasado entraron 20.000 toneladas de papa precocida, pero cuanta para fresca entró por debajo de cuerda y nadie se dio cuenta”.

Centrales de abasto

“Mucha intermediación. Un día cuando nosotros vendimos en 30.000 pesos una carga de papa, fuimos a los almacenes de cadena y encontramos que se está vendiendo a las amas de casa en un equivalente de 150.000 y 180.000, y yo vendiendo a 30.000, entonces quién se está quedando con las ganancias de mis productos”.

Mercado interno

“Realmente aquí en Colombia no se sabe cuántas áreas hay sembradas de papa, para cuándo se espera la cosecha, qué calidad es, para cuándo vamos a tener sobreproducción para buscar una opción hacia el extranjero. En qué estamos? No conocemos nuestro mercado interno y sí estamos haciendo una comercialización”.

Ese día Pachón, además, expuso lo que hoy está en debate en la mesa de negociación en Tunja.

“A nosotros dennos precios de sustentación, organicemos el mercado, no importen comida y nosotros somos capaces de darnos una casa, no necesitamos que nos las regalen, nosotros con nuestro trabajo somos capaces de comprarla”.

Como su intervención se extendió más de lo previsto, le apagaron el micrófono tres veces, pero el expresidente del Senado, Roy Barreras, en ese momento le dio más tiempo. Al final, se oyó el inicio de un aplauso, pero Barreras llamó al orden.

Situación de los mineros

Otro de los sectores que ha protagonizado protestas es el de los mineros. En ese caso, la principal inconformidad es por un decreto que autoriza la destrucción de maquinaria.

El origen de la protesta de los mineros informales y artesanales es la aplicación del decreto 2235 que fue expedido el 30 de octubre de 2012. Allí el Gobierno estableció los mecanismos para atacar la minería ilegal y especialmente el uso de retroexcavadoras en el proceso de extracción.

El problema es que en la aplicación de la ley, que les da entre tres y ocho años de cárcel a los mineros ilegales, las autoridades miden a todos con el mismo rasero.

Sumado a esto, para los pequeños mineros no es posible legalizar sus minas porque muchos de los territorios en los que han trabajado la minería ahora están concesionados a las multinacionales o les exigen requisitos imposibles para ellos.

“Somos invasores de nuestra propia tierra”, manifestó Teófilo Acuña, representante de los mineros del sur de Bolívar.

Las protestas, que comenzaron el 17 de julio, se concentraron en Antioquia, Caldas, Risaralda, Magdalena Medio, Cundinamarca y Boyacá.

“El pequeño minero al llevar una pimpina de combustible para el motor con que muele la mina, eso es un delito. Pero resulta que las retroexcavadoras suben camionetadas de combustible y nadie las ve”, agrega Teófilo Acuña.

En departamentos de tradición minera como Caldas, ya hay cerca de 500 procesos contra mineros informales.

¿Qué ocurre con los lecheros?

La crisis en el sector lechero del centro del país tiene como origen el bajo precio de comercialización y la importación del producto.

La producción de leche es uno de los principales sustentos económicos de miles de personas en el Altiplano cundiboyacense, pero aseguran que los que les pagan por el producto es muy poco.

“Escasamente queda para el mercado”, dice un productor.

Los pequeños granjeros son los más afectados por los bajos precios.

“Hay que ver si mejora el precio de la leche y a ver si hay ayuda porque los potreros no pastan. Necesitamos ayuda para poder salir adelante”, agregó el productor.

Las condiciones climáticas y los altos precios de los medicamentos veterinarios para las vacas y los concentrados, no les dan resultados económicos.

“La leche no la están pagando a nosotros aquí a 800 pesos, y es de óptima calidad porque la leche que se saca aquí es de la mejor calidad, y una bolsa de leche en Bogotá está en 2.800 pesos”, dice otro productor afectado.

La región limítrofe entre los departamentos de Cundinamarca y Boyacá produce gran parte de la leche y productos lácteos que son consumidos en el país. 

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