"Tenemos más de 30 años de estar sin el servicio de agua"

Pero el agua que reciben no es potable, por lo que no puede ser usada para cocinar y  los habitantes de  Santa Marta se ven obligados a comprar el líquido.

Uno de los sectores más afectados ha sido el sector de El Pando, un barrio ubicado en el sur de la ciudad, que fue construido hace más de 30 años y que en sus laderas tiene varias viviendas de invasión.

Allí, los habitantes de la parte alta del barrio y los de la parte baja se encuentran divididos por el agua, ya que ambos grupos aseguran que el carrotanque no pasa por su sector. “Los carrotanques no quieren subir, entonces hay que comprar pimpinas”, explica  Mariela Jiménez, una de las habitantes de la parte alta, quien agrega que por la pimpina debe pagar 1.000 a 1.500 pesos.

La difícil situación que afrontan los habitantes del Pando, se refleja en que ni siquiera el hogar del Bienestar Familiar cuenta con el servicio de agua potable. "Cuando a los niños les dan ganas de hacer popó nosotros tenemos que mandarlos para la casa porque no tenemos agua para ellos", indica Maryuri Santiago, una de las madres comunitarias del lugar.

Quienes poseen los recursos se han visto obligados a construir sus propios pozos. "Aquí no llega el agua, pero si llega el recibo", dice Didier Flórez, una de las personas que pudo construir un pozo de agua al frente de su casa.

Aunque la situación está acentuada por la sequía que azota a gran parte del país, los ciudadanos denuncian que desde hace años padecen el mismo problema. "Nosotros tenemos más de 30 años de estar sin el servicio de agua", explica Vilma Monsalvo, añadiendo que debido a la situación actual de racionamiento sus hijos no han podido tomar un baño para ir al colegio. 

Además, los ciudadanos aseguran que en muchas ocasiones el carrotanque que reparte el líquido o el tanque de agua de 10.000 litros que es ubicado en algunos puntos estratégicos de la ciudad, no llega durante todo el día. 

Debido a la crisis, la Policía Nacional ha tenido que sumar a sus funciones dirigir la distribución del agua. "Por la falta de agua nos exponemos al riesgo de que las comunidades salgan a protestar", explica el coronel Juan Carlos Restrepo, comandante encargado de la Policía de Santa Marta. 

Pero aunque los samarios agradecen la ayuda que reciben de las instituciones del Estado, no pueden dejar de culpar a algunos de sus dirigentes por los casos de corrupción que han protagonizado y que no han permitido que en más de tres décadas se construya el acueducto de la ciudad. 

Una situación similar vive el Barrio San Jorge, ubicado al norte de la ciudad y a pocos metros del barrio Pescaíto, donde se crío uno de los futbolistas más importantes de Colombia, Carlos 'el pibe' Valderrama.  

Allí hay ubicado un tanque de 10.000 litros de agua que resulta insuficiente para las miles de familias que tienen sed. 

Por su parte, este jueves, el presidente Juan Manuel Santos anunció un plan de choque para hacerle frente  a la sequía que causa estragos en por lo menos 10 departamentos del país.

Para Santa Marta, el Jefe de Estado ordenó  la construcción de nuevos pozos y molinos que permitan minimizar los efectos de la sequía, que es la antesala del fenómeno del Niño, cuya llegada está programada para diciembre. 

Aunque desde el mes de marzo se anunció la calamidad pública y se ordenó la construcción de 11 pozos para buscar el preciado líquido, tan solo hay uno funcionando. 

Por la falta de pozos, incluso los carrotanques se han visto afectados. "Tocará esperar que llueva", dice con resignación Jimeno Jiménez, uno de los conductores de los vehículos, quien debe esperar hasta tres horas para proveerse del líquido. 

Las autoridades tuvieron que implementar un acueducto, como de campaña militar, a orillas del río Toribio, donde el agua es tratada. "Cuando el agua baja de la Sierra sucia hay que hacer un proceso más largo para descontaminarla", explica Eliecer Salas, uno de los voluntarios de la Defensa Civil que trabaja en el lugar. 

Otra de las soluciones que se estudian para mitigar la emergencia es la construcción de una planta de desalinización para tomar agua del océano Atlántico.