Buenos muchachos | Por: José Obdulio Espejo Muñoz
Si la cúpula del ELN no conoce las decisiones militares u operacionales de la organización, ¿Colombia qué hacía negociando con ellos?
06:00 a. m.
Por: José Obdulio Espejo Muñoz*
La más reciente novela diplomática entre Colombia y Cuba me transporta a las mejores escenas de la película ‘Buenos muchachos’ de Martin Scorsese. En este universo de gánsteres la traición es pan de cada día, como lo ha sido en la relación entre los dos países.
Desde que los Castro llegaron al poder a la isla en 1959, Cuba ha servido como refugio para los guerrilleros y terroristas colombianos. De hecho el ELN, que nace en 1963 con el apoyo de Fidel, prácticamente tiene una especie de sala VIP en La Habana para la comodidad de sus cabecillas.
Por allí han pasado guerrilleros del M-19, de las Farc –ni se diga--.
Luego de esta breve introducción, que muestra esa tensa relación entre los dos países mediada, especialmente, por la presencia de grupos guerrilleros colombianos, valdría la pena preguntarse: ¿cuál es la verdadera intención que tiene el Embajador cubano en Bogotá, cuando entrega a la Cancillería una carta en la cual advierte de un "ataque militar" que sería llevado a cabo por el Frente de Guerra Oriental de esa organización?
Varias son las teorías o los supuestos que se pueden sacar de esta situación. Digamos que la carta es cierta, solamente hay dos fuentes posibles: una, los cabecillas elenos que están en La Habana. Y otra, agentes del G2 cubano que se pasean libremente por nuestro país. Ambas posibilidades revisten la mayor gravedad posible.
Supongamos que son los cabecillas del ELN que están en La Habana, los que dieron la información. Estaríamos asistiendo a una mascarada ideada para engañar al gobierno colombiano y hacerle creer que este grupo presenta grietas en su estructura de comando y control, y que lógicamente Cuba y estos huéspedes ilustres tienen la mejor voluntad posible.
La idea, para mí: es aliviar la presión diplomática de Colombia que exige esa inmediata extradición de la cúpula negociadora y, de paso, reactivar un diálogo que está roto a través de mostrar un gesto de muy buena voluntad.
Por otra parte, si son los agentes cubanos de inteligencia en nuestro país, mucho más grave. Yo creo que esto llevaría a que las tensiones fuertes que hay ahora entre el gobierno de Iván Duque y La Habana tengan un punto de inflexión. Cuya única salida posible es la ruptura diplomática inmediata. Además, esta hipotética presencia de agentes cubanos en Colombia dejaría muy mal parada a la inteligencia colombiana.
Finalmente, si la cúpula del ELN que está en La Habana no tiene "ningún involucramiento ni conoce sobre las decisiones militares u operacionales de la organización”, ¿Colombia qué hacía negociando con ellos? Unos convidados de piedra. La muerte de cualquier proceso con Pablo Beltrán y sus compinches en La Habana es la conclusión más obvia.
Al final del día tengamos algo claro: los buenos muchachos del ELN en Cuba y en Colombia, y sus camaradas de la isla nunca han tenido ni tendrán buenas intenciones en nuestro país.
Entonces, ¿hasta cuándo tendremos que soportar los colombianos la ingenuidad y la pasividad de nuestros gobiernos frente a esta situación de facto?
*Periodista, especialista en DDHH y DIH
NoticiasRCN.com