Trasladan a la cárcel Modelo a señalados por muerte de 31 niños

El conductor Jaime Gutiérrez, de 56 años, así como Manuel Ibarra, pastor de la iglesia evangélica a la que asistían los niños y quien contrató el bus, fueron imputados "por el delito de homicidio en la modalidad de dolo eventual para el que la Fiscalía pidió la pena máxima de 60 años", explicó el abogado Mauricio Ramírez.

Gutiérrez, sin embargo, rechazó los señalamientos del administrador de la buseta, Alfredo Cruz Esqueda, quien aseguró que el conductor tomó el vehículo sin su permiso el día en que ocurrió la tragedia.   

“Violó la seguridad, acondicionó el vehículo y se fue con el pastor”, aseguró Esqueda, quien reconoció que en múltiples ocasiones permitió que la buseta circulara sin revisión tecno-mecánica y sin SOAT.

El accidente ocurrido el domingo en la localidad de Fundación, Magdalena, acabó con la vida de 31 niños que volvían de un servicio religioso en el bus conducido por Gutiérrez, a quien se le señala de haber actuado con negligencia al inyectar gasolina en el carburador del vehículo para intentar ponerlo en marcha.

“Se trató de un comportamiento negligente y culposo, pero no con dolo. No se les puede igualar con criminales que buscaban matar", explicó el abogado Diego Duque, compañero de Ramírez en la firma World Legal Corp.

Otra irregularidad que ha llamado la atención de las autoridades es que el autobús viajaba con un número superior a la capacidad del vehículo, 52 pasajeros, y solo dos adultos acompañaban a los niños, de entre dos y doce años de edad.

"La hija del pastor pereció calcinada en el bus. Él cometió una falta pero no se puede decir que buscaba hacer daño", dijo Duque, explicando que ahora entrarán en una negociación con la Fiscalía para que Ibarra y Gutiérrez "acepten su responsabilidad de una manera proporcionada" y "no bajo la presión mediática".

Además, Gutiérrez no tenía licencia de conducir y el vehículo circulaba ilegalmente.

Mientras tanto, avanza la identificación genética de los cuerpos calcinados, un proceso que terminaría la semana próxima cuando las autoridades se comprometieron a entregar los cadáveres de los 31 niños a sus familiares.