La ministra dio un día al gobierno ruso para que entregue explicaciones. "Hay sólo dos explicaciones plausibles sobre lo que ocurrió en Salisbury el 4 de marzo: o fue un acto directo del Estado ruso contra nuestro país, o el gobierno ruso perdió control de este agente nervioso potencial y catastróficamente dañino", señaló la primera ministra.
Rusia, por su parte, calificó las declaraciones de May como un "espectáculo circense". La portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, dijo que es una nueva campaña informativa basada en provocaciones.
Además, la embajada rusa en Londres, a través de un comunicado, dijo que “la actual política del gobierno británico hacia Rusia es un juego muy peligroso que se juega con la opinión pública”.
Añadió que tiene el riesgo de traer consecuencias a largo plazo en las relaciones de las dos naciones.
Entre tanto, el gobierno estadounidense condenó el “ataque temerario, indiscriminado e irresponsable” contra el expía.
"El uso de un agente nervioso letal contra ciudadanos británicos en suelo británico es un escándalo", aseveró Sarah Sanders, portavoz de la Casa Blanca.
El exespía ruso, que en la década del 90 habría pasado a Reino Unido la lista de agentes de Rusia que operaban en Europa, permanece en estado crítico al igual que su hija Yulia de 33 años, después de que fueran encontrados inconscientes en las bancas de un centro comercial de Salisbury.
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