El gobierno Petro, el Ministerio de Transporte y su acercamiento con los gremios

Cuando se es sindicalista o se ejerce algún tipo de liderazgo, siempre es difícil apoyar públicamente la candidatura de una persona. Luego de anunciar públicamente mi adhesión a la campaña de Gustavo Petro y Francia Márquez, recibí todo tipo de comentarios, mayormente negativos e incluso amenazantes. Sin embargo y, entendiendo la diversidad del sector taxi y transporte en general, tampoco fue una sorpresa. 
Siempre se trató de una decisión, como muchas otras en una democracia, con varios cuestionamientos.

Entre otras cosas, me preocupaba que no existiera una línea definida para el trabajo con el sector transporte o que, dentro de la agenda ambiental y transición energética, y su interés prioritario dentro del plan de gobierno, se propusieran cambios y reformas de fuerte impacto en nuestro sector. De cualquier manera, pese a que el voto es individual, siempre implica una responsabilidad colectiva y más cuando se viene ejerciendo un rol de liderazgo dentro de un sector. 

Se acercaba la jornada de elecciones de segunda vuelta y la coordinación de la campaña del Pacto Histórico nos invitó a compartir nuestras preocupaciones y posibles acciones de mejoramiento como sector del taxi en la cual priorizamos temas seguridad, transporte informal, renovación de flotas, metodología para estimación de tarifas, entre otras. Y aunque participamos junto a otros liderazgos, siempre creí que era la típica convocatoria pre electoral para acaparar la mayor cantidad de votos posibles, sin embargo, e incluso para mi sorpresa, esa percepción fue cambiando. 

Una vez se posesionó el gobierno electo y su respectivo gabinete, al interior de los gremios transportadores había tensión y preocupación por la incertidumbre que generaba el nombramiento del ministro Guillermo Reyes, una persona que, si bien tenía amplia experiencia en la función pública, no se había desempeñado en el sector transporte. Temíamos una administración improvisada y arbitraria, nuestro sector no soportaría otros cuatro años de malos manejos o, como se suele hacer, un enfocado a proyectos de infraestructura. 

Una semana después, recibimos la primera invitación formal a dialogar con el ministro Reyes. Para nuestra sorpresa, nos encontramos con un despacho abierto y dispuesto a trabajar en favor del sector, que se encontraba desarrollando sesiones de diálogo con diferentes actores gremiales para la construcción de los pilares del Plan Nacional de Desarrollo. Dichas sesiones y mesas de construcción se ampliaron a otras ciudades, incluyendo actores gremiales de Medellín, Barranquilla, Cali y otras ciudades. Pero este trabajo regional con disposición de construcción que se venía realizando de manera atenta y rigurosa, se opacó por los recientes pronunciamientos del Gobierno Nacional sobre el eventual aumento de costos en los combustibles. Y no podía esperarse menos, los costos de combustibles no sólo influyen en la viabilidad de la actividad transportadora, sino en la cadena de valor de los productos, bienes y servicios que se facilitan a través de la actividad. 

Motivados en esto, organizaciones gremiales y de la sociedad civil en general, mostraron su inconformismo convocando jornadas de movilización en todo el país. Sin embargo, pese a que masivamente reclamaron nuestra participación, decidimos no apoyar las jornadas de movilización. Por una parte, las razones de fondo que esgrime el Gobierno para proponer el alza de los combustibles son claras e ineludibles: el déficit económico existe y el gobierno anterior no realizó los ajustes necesarios para evitar que se diera en tal magnitud; por otra parte, pese a la propuesta de aumento y el inevitable impacto en el sector, el gobierno nos ha convocado y ha mantenido la ventana del diálogo con el planteamiento de una posible subvención o un aumento progresivo para el servicio público de transporte en todas sus modalidades. En síntesis, para nosotros no tiene sentido alguno convocar manifestaciones por supuestos aumentados en algunos sectores de la opinión pública y más cuando el gobierno ha mantenido los espacios de interlocución, en cabeza del ministro Reyes. Más aún, cuando no existe una propuesta concreta de aumento y se estudian varias posibilidades. 

Y es que, sumado a esta voluntad de diálogo, hemos recibido con grata sorpresa el nombramiento de algunos funcionarios como el de la doctora Ayda Lucy Ospina Arias en la Superintendencia de Transporte, una mujer de gran conocimiento y amplia experiencia en el sector transporte y que ha trabajado de manera incansable por la defensa de las modalidades de transporte legalmente constituidas en el país. 

Tenemos confianza en el gabinete nombrado por el presidente Petro y los funcionarios delegados por el ministro Reyes para consolidar un frente de acciones mancomunadas en el beneficio del sector transporte y la sociedad civil en general. Sin embargo, ni una adhesión en campaña ni una participación en las mesas de diálogo son un “cheque en blanco” para legitimar las acciones de un gobierno o de una cartera. Es decir, agradecemos haber sido incluidos de manera atenta y respetuosa por el Gobierno, pero si consideramos que, pese a las preocupaciones y solicitudes manifestadas, el Gobierno insiste en ejecutar reformas de gran impacto sobre la actividad transportadora y la cotidianidad de las personas en general, mostraremos nuestra inconformidad y convocaremos jornadas de movilización como lo hemos hecho en anteriores ocasiones. A diferencia de lo que muchos creen, apoyar una candidatura conlleva a un mayor grado de responsabilidad con labores de oposición cuando así lo demanda la situación coyuntural. 

La disposición de diálogo del actual Gobierno y del equipo del ministro Reyes genera cierto grado de tranquilidad, pero tendrá importancia en la medida de que dichos consensos se reflejen en las reformas, de lo contrario, habrá sido una interlocución completamente impróspera y negativa. 

@hugoospina55
Presidente de la Asociación de Propietarios y Conductores de Taxi