Opiniónjulio 16, 2021hace 3 años

¿Por qué nueve de cada diez estudiantes fallan?

En las cirugías a un médico que se le mueren nueve de diez pacientes. ¿Lo visitarías?

Que nueve de diez estudiantes no alcancen su sueño personal y profesional es una tragedia. Cuatro de diez no se titulan de bachiller; la mitad de los que obtienen el grado no ingresan a la Universidad; de quienes ingresan uno de dos no concluye su carrera. Dos alcanzan un título técnico, tecnológico o profesional ¡pero la mitad habrían preferido estudiar otra profesión! Para mí, un escándalo. Como un médico a quien en sus cirugías se le mueren nueve de diez pacientes. ¿Lo visitarías?

En vídeos previos vimos que el fracaso educativo tiene enormes consecuencias sobre el muchacho, sobre su familia y su sociedad de por vida. Entre ellas, se auto condena a ejercer una ocupación no calificada hasta sus 65 años, con ingresos mensuales inferiores a 2 salarios mínimos y con una valoración social y personal baja. No será un profesional exitoso, y menos un directivo. En el mejor de los casos será un empleado medio, o más seguro un trabajador informal. Lo repito, de por vida.

Psicológicamente, puede deberse principalmente a tres tipos de fallas, todas ellas identificables y por supuesto corregibles.

  1. Académicas
  2. Motivacionales
  3. Infelicidades

Fallas académicas muy relacionadas con no saber aprehender -el oficio de cada estudiante durante once mil horas en el colegio- ¡sin embargo desconocen cómo aprehender! Cada quien emplea su propia y pobre intuición. Lo grave es que casi cualquier falla del sofisticado mecanismo (interesarse, atender, entender, identificar pensamientos, anotarlos y muchas más) lleva al muchacho al naufragio académico en su recorrido hacia su título profesional. A medida que se avanza, más crucial es la destreza para aprehender.

Las deficiencias motivacionales les ocurren a millones de estudiantes quienes desconocen sus intereses, aptitudes o talentos. Nadie les ayudó a descifrarlos. Sin motivaciones e intereses genuinos estudiar una carrera, y peor aún intentar sobresalir resulta casi que imposible.

Y la infelicidad le dificulta al joven establecer nutritivas y satisfactorias conexiones con su mundo, con los otros o con él mismo. Esta impacta a uno de cada tres jóvenes, según el estudio del Instituto de la Infelicidad. Demasiados.

En general, los colegios no evalúan el aprehendizaje, ni las motivaciones y talentos, y menos las felicidades de sus estudiantes. Tampoco identifican posibles fallas de estos delicados mecanismos psicológicos, sino cuando ocurre el fracaso escolar. Se invierte mucho en educación, en profesores y en edificios; pero poco o nada en los mismos estudiantes. Aunque debería ser al revés.

Gran parte de la solución la tendrían dos profesores, inexistentes, aunque necesarísimos para todos los niños y jóvenes.

  1. Profesor de aprehendizaje
  2. Profesor de talentos y felicidad

Otros países ya han tomado la iniciativa. Para evitar que un estudiante abandone el sistema escolar, Finlandia eligió una interesante medida: coloca dos profesores por salón, si cualquier niño formula una pregunta o tiene una dificultad sale con el profesor auxiliar durante el tiempo necesario a fin de nivelarse con los demás. Nadie puede quedarse atrás.

¿Habría sido para ti importante haber tenido un profesor de aprehendizaje y un profesor de talentos y felicidad? Piénsalo, posiblemente habrías llegado mucho más lejos profesional y personalmente.
 

Te invito a leer mi siguiente artículo. Los jóvenes deben exigir un profesor de aprehendizaje.

*Miguel de Zubiría. Psicólogo. Creador de Pedagogía Conceptual

por:Miguel de Zubiría

Miguel de Zubiría

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