Informe especial: La lucha contra las Bacrim en Colombia

Con la extinción de los grandes carteles, surgieron las bandas criminales que además del narcotráfico, controlan rutas de contrabando.


Noticias RCN

ago 30 de 2014
04:34 p. m.

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En el año 2006 habían sido identificadas 36 bandas criminales. Algunas fueron desarticuladas y otras exterminadas entre sí. Actualmente tres grandes estructuras delincuenciales operan en el país.
-Clan Úsuga: con 3.000 hombres el clan Úsuga delinque en la costa Atlántica, Norte de Santander, Chocó y Valle del Cauca, al mando de Darío Úsuga, alias ‘Otoniel’, que tiene 57 órdenes de captura. 
-Clan de Marquitos Figueroa: a esta banda se le une alias ‘Marquitos’ Figueroa con circular roja de Interpol y se ubica en La Guajira y Norte de Santander. 
-Los Rastrojos: la zona de influencia de esta banda está en los departamentos del Magdalena, Sucre, Bolívar, Valle del Cauca y Nariño. Con 800 hombres, en su mayoría desmovilizados de las AUC, tiene como cabecilla a Javier Martínez Ibáñez alias ‘don César’, que tiene 35 órdenes de captura.
-Disidencia Erpac: con 350 hombres delinque en los departamentos de Vichada, Meta y Guaviare. La componen exintegrantes de las AUC y está fragmentada en el bloque Libertadores del Vichada y bloque Meta. Es liderada por Martín Farfán alias ‘Pijarvey’ y alias ‘Móvil 7’.
Para las autoridades, el fenómeno de las Bacrim está en decadencia.
“Estamos hablando de tres bandas criminales, esto implica la acción contundente que ha desarrollado la fuerza pública”, indicó el general Ricardo Restrepo, director de la Policía Antinarcóticos. 
Según la Policía, luego de que los cabecillas caen la orden es evitar que los mandos medios asuman el poder.
“Cuando una cabeza cae hay otros que están esperando ocupar ese puesto”, agregó el general Restrepo.
Pero para algunos analistas, los mandos medios están adquiriendo el control de estas organizaciones por la puja interna de poder.
“Estas cadenas de mando están más o menos prestablecidas pero siempre generan unos vacíos que terminan en olas de violencia entre ellos, en una puja por el poder”, explica Jhon Marulanda, experto en seguridad militar. 
Otro de los motivos para que las bandas criminales no desaparezcan, es la debilidad de la justicia.
“Fundamentalmente en la impunidad, en la falta de justicia que en América Latina llega a tener índices del 95 por ciento”, dice el analista.
Según Marulanda, en un eventual posconflicto el Gobierno tendrá que asegurar buena parte del territorio para que las Bacrim no tengan influencia.
“Los espacios tradicionales de la lucha guerrillera de hace 60 años ahora están copados por bandas criminales dedicadas básicamente al narcotráfico”, apuntó Marulanda.
El narcotráfico, la extorsión, el secuestro y el microtráfico, son los principales financiadores para que estas organizaciones criminales se fortalezcan.
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