La tolerancia con la corrupción | Por: Carolina Fierro
Quienes creen que su beneficio personal no afecta a nadie más, y en este caso las vidas de miles de ciudadanos, se equivocan.
Por: Carolina Fierro
@CaroFierroVal en Twitter
Hoy tengo dos preguntas: en primer lugar, me inquieta profundamente la desaparición de los límites que como sociedad hemos desdibujado frente a la tolerancia con la corrupción. Antes de la pandemia este fenómeno social de aceptación a robos, desfalcos, malversaciones de fondos, fraudes e irregularidades en acciones de nuestros dirigentes en todos los niveles y de todas las ramas del poder, era casi parte del paisaje. Nos acostumbramos a los titulares en los que los descubrimientos de actos corruptos generaban una mínima reacción de indignación que no pasaban de expresiones y sentimientos de rabia, sin lograr una reacción profunda como sociedad al fenómeno.
En este sentido las nuevas generaciones parecieran estar creciendo con los actos de corrupción como práctica aceptable, ya que los esfuerzos permanentes que se hacen por prevenir y dar la verdadera importancia a lo que significa la corrupción y el deterioro que crea en una sociedad, parecieran desvanecerse y esfumarse frente al aumento de estos actos intolerables.
Bueno, mi segunda pregunta va dirigida hacia la parte individual: ¿Será posible que frente a semejante situación durante la pandemia, los responsables de tomar las decisiones y ejecutar las políticas públicas frente a este grave escenario, actúen correctamente? Pareciera que no hay respuesta positiva a esta pregunta, pues lastimosamente se descubren día a día escándalos mayúsculos como los cientos de contratos en investigación por parte de iniciativas como Transparencia por Colombia, o los interrogantes que deja el envío de pruebas de Covid-19 que debían llegar al Amazonas, o la impactante rueda de prensa del Contralor, el Fiscal y el Procurador donde anunciaron la solicitud de medidas contra diez alcaldes por malos manejos durante la pandemia.
Señoras y Señores: los actos que tomemos como individuos tienen efectos colectivos. Quienes creen que su beneficio personal no afecta a nadie más -- y en este caso las vidas de miles de ciudadanos-- se equivocan, pues su egoismo y ambición impacta toda una cadena de malas acciones que no nos permite progresar, mejorar como sociedad y en momentos de pandemia, salvar vidas de miles de colombianos