El derecho a no ser perfectas

Esta semana, Karol G nos dejó una lección más que importante que se traduce, no solo en cómo quieren que nos veamos, sino en cómo decidimos romper esos estándares y mostrarnos desde la espontaneidad, el amor propio y el derecho que tenemos a no ser “perfectas”.

Después de que la revista GQ publicara una portada en la que posó la colombiana para su más reciente edición, la cantante no dudó en hacer pública su inconformidad por la forma en la que manipularon su imagen.

Con un contundente mensaje, Carolina habló de su rabia al no reconocerse en una sesión cuyo fin era el de exaltar su trabajo como una de las latinas más influyentes en la actualidad, pero que terminó siendo el claro recordatorio de lo injusta que sigue siendo la imposición de estéticas y patrones de belleza que atentan contra el cuerpo que habitamos y que, en ocasiones, tanto nos cuesta aceptar.

Hablar de cómo GQ y muchas revistas, medios y marcas se esmeran por transformar a las modelos de sus portadas en muñecas casi perfectas, sin marcas, arrugas, ojeras o celulitis, regresando un poco a la peligrosa moda del heroin chic de los 90; es hablar también de lo expuestas que están hoy día las niñas y adolescentes que apenas empiezan ese camino difícil de aceptarse y sentirse cómodas dentro de su propia piel.

Y es que así como cada cuerpo es diferente, cada proceso también lo es. Desde que entramos a la preadolescencia y a esa montaña rusa de descubrir quiénes somos, cómo queremos vernos, lo que nos gusta y lo que no, las mujeres nos vemos expuestas a un sinfín de modelos, estereotipos y cánones de belleza casi imposibles de alcanzar.

A veces este camino, cuya meta es lograr la tan anhelada idea de la “feminidad”, puede ser tan dulce como tortuoso, sobre todo cuando en nuestra naturaleza no está tener el cuerpo de revista que nos venden como perfecto, la piel de porcelana o ese cabello liso, sedoso, largo y perfectamente peinado.

Por eso es de aplaudir que mujeres como Carolina, que se convierten en un referente para millones de niñas y jóvenes, hablen sobre lo importante que es mostrarnos desde la realidad y derrumbar esa idea de que para ser bellas tenemos que cumplir con una lista de requisitos impuestos por industrias que involucionan, pretendiendo revivir modas tóxicas, peligrosas y que no tenemos por qué volver a adoptar.

Hay que validar de una vez por todas cada proceso que hemos atravesado intentando complacer a ese sistema al que tanto le molestan las arrugas, las cicatrices, los senos caídos y las barrigas grandes, que nos ha costado inseguridades, dietas crueles y enfrentamientos con la persona que vemos en el espejo.

Porque aun cuando no es fácil ni constante el curso de aceptarnos y abrazar nuestras formas, sabemos que tenemos derecho a no ser perfectas y a mostrar con orgullo esas marcas que también cuentan historias, que son la prueba de que crecimos y de que nuestro cuerpo cede y se expande porque tiene la maravillosa capacidad de fluir con nuestras etapas.

Editora de Género de NoticiasRCN.com

@humoazul_