Espiga del Atrato: la historia de las mujeres del arroz en el Chocó

La historia de una comunidad que le ha entregado su vida al grano del arroz, y cómo este se convirtió en su estilo de vida.


Noticias RCN

abril 23 de 2024
04:26 p. m.
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Ancestral. Así podríamos definir cómo un grupo de mujeres, en medio del Río Atrato, ha convertido el grano del arroz en un estilo de vida. Desde hace muchos años esta comunidad produce un arroz orgánico en el Chocó, que, además de ser el sustento de sus hogares, las hace sentir muy orgullosas de su tierra.

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“Los botes que llegan todos los días por el río Atrato hasta el mercado de Quibdó, traen tantos productos como historias”, así lo narra Jarith Muñoz, periodista de Noticias RCN, en el reportaje.

Cabe destacar que las mujeres que cosecharon este grano no llegan hasta la capital del Chocó para venderlo, pero gracias a ellas las familias chocoanas pueden decir que en estas tierras se siembra uno de los mejores granos orgánicos de Colombia.

Tras un largo viaje por el río Atrato, junto al programa Juntanza Étnica de USAID y ACDI/VOCA, vemos cómo se sigue fortaleciendo este proceso de cultivo tradicional, el cual ha sobrevivido durante varias generaciones y lo más importante para ellos: "ha roto las fronteras de la violencia".

El arroz, un proceso orgánico hecho por mujeres en Puerto Conto, Chocó

De vez en cuando en Puerto Conto se oye una llamativa, pero emotiva explosión. Es un sonido de alerta, un sonido que hace un llamado a las mujeres de esta zona. A partir de este, la comunidad se prepara para ver una especie de prodigio divino: “la cosecha echa granos perfectos del arroz que cultivan con sus propias manos”.

El proceso para obtener el arroz nunca fue fácil, y menos en lugares como este, pero ellas, con métodos ancestrales, lograron tener un grano único a nivel mundial.

Anteriormente, el grano era trillado con sus propias manos en “piloncitos”, pero con el paso del tiempo la tecnología empezó a llegar a esta zona y todo se hizo más fácil.

La trilladora, que llegó en lanchas desde Medellín y Barranquilla hace más de 30 años a Puerto Conto, les ha servido para optimizar mucho el proceso, aunque ellas también utilizan sus procedimientos ancestrales, los cuales les enseñaron sus antepasados.

En el video vemos que utilizan una pequeña construcción para guardar las trilladoras y los bultos de arroz, en este mismo espacio almacenan toda la cosecha. Se destacan por optimizar cada lugar y sacarle el mejor provecho.

Así como aprovechan cada lugar, también cada momento del día, pues mientras unas se encargan de un proceso, otras buscan el espacio adecuado para alistar la próxima siembra.

Así son los métodos de trabajo en Puerto Conto

“Mano cambiada”. Este es un proceso muy bonito de unión que vemos en este sector del país para trabajar, y consiste en lo siguiente, como lo explica la misma Crucelina Martínez: “Yo le trabajo al vecino, y el vecino me trabaja a mí”.

Todas estas técnicas y conocimientos sobre la vida y el grano los heredaron de sus padres, y es así, como generación tras generación se pasan los secretos del cultivo, situación que hace de esta comunidad, una de la más exitosa en nuestro país en este tema.

Gracias a este grano se alimentan familias enteras, pero también les sirve para obtener ganancias, ya que la cosecha es abundante y sana. La tierra a orillas del río Atrato es húmeda y las espigas maduran sin necesidad de tratamientos químicos. Algo que hace que este grano sea mucho más saludable.

¿Qué frenó la industria del arroz por un tiempo en Chocó?

La organización Cocomacia tenía toda una cadena productiva para impulsar a las comunidades arroceras, pero hace siete años tuvieron que darles una muy mala noticia. El molino industrial que funcionaba en Quibdó se tuvo que apagar.

Estábamos trabajando y llegaban jóvenes armados a pedirnos arroz y plata. Uno de los hechos más fuertes fue cuando llegó un bote con 80 bultos de arroz para vender su arroz, y ellos les quitaron celular, plata, alhajas, gasolina y hasta la pera del motor.

Con todos estos hechos, y con el molino apagado, murió el comercio del arroz. Pero, a un mes de empezar la siembra, les llegó una noticia que cambiará la historia. La labor de ACDI/VOCA y Cocomacia hizo entrar en razón a quienes estaban robando y extorsionando al molino y esta es la primera vez en siete años que se escucha el sonido de la planta funcionando.

Cabe destacar que el molino "está vivo" y todos quieren trabajar, pues cuando llegue la cosecha de este año, el arroz acumulado ya deberá estar dejando las ganancias para las manos que trabajaron en cada parte del proceso durante meses.

Aunque están separados por el río y la selva, el programa Juntanza Étnica de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional USAID y ACDI/VOCA, le permiten hoy a los chocoanos llevar su producto (el arroz) al lugar que se merece.

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