Cuidado con el centrismo | Por: Carlos Noriega

Por: Carlos Noriega*

Como si fuese una virtud digna de alabanza, muchos políticos en Colombia se esmeran en cuanta aparición mediática para lucir su posición política “centrista”.

Esta nueva tendencia de marketing busca, muy desesperadamente, mostrarse como una opción divergente a los polos que han dominado y radicalizado la discusión política en Colombia en los últimos años: el Uribismo y el Petrismo. Pero hay que tener cuidado con esta “nueva” ola política y aquí están tres razones:

Lo primero. Es que, detrás de toda esta parafernalia del “centro”, no hay una discusión académica en sí, nada más lejos de la realidad. La cierto, es que este grupete de politiqueros solo hacen el postureo necesario para conquistar a ese gran cúmulo de personas que ya, con justa razón, no se sienten representadas por ninguno de esos dos polos.

Lo segundo. Es que en una de sus banderas, la llamada “renovación política”, no es tal. No es casualidad que la mayoría de sus más grandes representantes son dinosaurios políticos que solo han sabido parasitar del Estado. Aportando pocos cambios significativos para el mejoramiento de la calidad de vida de los colombianos.

Teniendo lo anterior como base, se puede concluir que, muy seguramente, sus propuestas seguirán basándose en el buenismo del “Estado benefactor”, un leviatán que ha propiciado debacles sociales y económicas en otros países latinoamericanos.

Por último, y hecho que más los caracteriza, es su discurso ambiguo y falsamente amiguero, con el que buscan engatusar hasta el más escéptico. Pero cuidado, mientras que, por un lado te confunden con su “no estoy de acuerdo, pero tampoco en contra”, por el otro están avanzando a pasos agigantados en la carrera electoral, para monopolizar dos de los tres poderes del Estado: el legislativo y el ejecutivo.

*Administrador de empresas y CEO del medio especializado digital El Bastión.

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