Familias del municipio de Carmen de Carupa, Cundinamarca, huyen de la sequía

Carmen de Carupa, Cundinamarca, es una población ubicada a dos horas y media de Bogotá, que atraviesa una grave crisis social debido a la fuerte sequía que afecta al país como consecuencia del fenómeno del Niño.

La Defensoría del Pueblo recorrió la zona y confirmó la lamentable situación que, además, mantiene a cientos de animales con hambre y al borde de la muerte. Los semovientes, prácticamente, no tienen agua ni pasto y las pequeñas fincas ya no logran ser productivas (vea también: Fenómeno del Niño empieza a declinar, según la OMM). 

Las imágenes captadas, en exclusiva, por Noticias RCN dan cuenta de la magnitud de la tragedia que se vive en este municipio cundinamarqués. Los habitantes de la región manifiestan que muchos han tenido que irse a buscar el sustento diario a municipios vecinos bajo difíciles condiciones.

En Carmen de Carupa habitaban 170 familias, 30 de las cuales han tenido que separarse ya que la tierra no es productiva y los animales sufren. Los prados perdieron su verde natural (vea también: Incendios por fenómeno del Niño en 2015 costaron $476.000 millones). 

"Teníamos cerdos, ovejas, conejos, hortalizas, pero ahora no tenemos nada de eso. Al no haber de dónde echar mano para conseguir un peso, debemos ir a buscar cómo emplearnos para conseguir el sustento diario", señala uno de los habitantes de la región afectados por la implacable sequía.

Les tocó cambiar los cultivos de papa y hortalizas por labores más urbanas, el ganado ya no cuesta lo mismo que antes y las vacas que quedan son más hueso que leche o carne (vea también: Emergencia en el río Chicamocha por mortandad de peces). 

"Yo contaba con cinco vacas, muy buenas lecheras, pero a raíz del fenómeno del niño me he quedado sólo con dos y a estas alturas hasta ahora van a dar cría y no dependo de nada, no tengo ingresos de ninguna de las vacas ya que no están dando leche", explicó una de las pequeñas productoras de leche del municipio.

Con las familias separada, hijos y padres lejos, muchos de ellos en los centros urbanos, sólo quedan deudas que ni la sequía podrá arrasar.