Héroes anónimos: oficiales de migración

Raúl Mariano Vélez es uno de los miles de agentes migratorios en el mundo que por cuenta de la pandemia han visto modificado su oficio, han pasado de aeropuertos llenos de viajeros y turistas en medio de agitadas agendas, a aeropuertos casi vacíos, donde el reto diario está en la atención de aquellos repatriados que tras una larga lucha logran volver al país a bordo de un vuelo humanitario.

Pese a que su indumentaria de temporada lo blinda del riesgo de contraer fácilmente el virus, la paranoia se apodera de él cuando siente tener algún síntoma de la enfermedad, o cuando por descuido se toca la cara en el marco de su jornada. Sabe que por su oficio y el contacto que tiene con algunos viajeros, en cualquier momento puede resultar contagiado.

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Señala que el impacto de ver a personas alegres por el regreso a su país, pero preocupadas por el futuro y por la difícil situación económica en la que arriban es duro, y que la imagen muchas veces es dolorosa.