Tragedia en México: un temblor que aún no derrumba la esperanza de los mexicanos

A medida que pasa el tiempo, cada minuto cobra más valor para los rescatistas que en México no han cesado en la búsqueda de personas vivas.

El temblor ocurrió hace tres días, pero los mexicanos no pierden la esperanza de que bajo los grandes bloques de cemento y ladrillo aún haya personas con vida.

La Colonia Roma es una de las zonas del Distrito Federal más afectadas por el terremoto. Fueron muchas las edificaciones que colapsaron.

En medio de los escombros, los socorristas evacúan sobrevivientes. Cada rescate es un momento de alegría y esperanza.

"Tenemos toda la esperanza de que hay gente con vida y estamos trabajando para eso", dice uno de los rescatistas.

El orden en que trabajan los rescatistas y voluntarios se convierte en algo admirable. Como en un hormiguero, cada uno de ellos sabe qué es lo que tiene que hacer y cómo proceder.

A pesar de la tragedia, los mexicanos han alzado sus manos, pero esta vez para darse señales y así poder rescatar a sus compatriotas.

Un puño cerrado exige total silencio para poder escuchar a los posibles sobrevivientes, si la mano está abierta todos deben detenerse, el dedo índice arriba reanuda el trabajo y con dos manos abiertas se pide agua.

La tragedia ha despertado en los mexicanos un fervor por la ayuda. En redes sociales muchos profesionales ofrecen su colaboración gratis, los taxistas hacen carreras sin cobrar un solo peso a las personas que han sido rescatadas. Los que tuvieron la fortuna de no salir afectados han aportado agua y alimentos para los que lo necesitan. Se respira polvo, pero también mucha esperanza.

Karina Gaona no ha cesado de alentar a su hermano que se encuentra bajo los escombros de la fábrica de muebles donde trabajaba. Desde hace dos días tiene un megáfono en la mano con el que lo alienta.

"Te amo, aquí está tu familia", lo alienta.

"No nos vamos a mover de aquí hasta que salgas", le advierte.

"Ten fe. Que Dios te cuide", concluye Karina con su voz quebrada.

Esa fe y esperanza que demuestra Karina, es la misma de cientos… miles… millones de mexicanos cuyo corazón parece latir ahora al mismo ritmo.

Treinta y dos años después vuelven a repetir una tragedia.

Caen grandes muros de concreto, pero a los mexicanos nadie los derrumba.

David Lara / NoticiasRCN.com