El oscuro historial del 'Monstruo de los cañaduzales': imitador de Garavito
Manuel Octavio Bermúdez, detenido en 2003, abusó y asesinó a más de 17 menores en los cañaduzales del Valle del Cauca.
Noticias RCN
06:39 p. m.
Manuel Octavio Bermúdez Estrada, conocido como el ‘Monstruo de los cañaduzales’, es recordado como uno de los asesinos seriales más temidos de Colombia.
Nacido el 15 de octubre de 1961, sus crímenes se concentraron en menores de entre 6 y 12 años, a quienes abusó y estranguló, imitando el atroz modus operandi de Luis Alfredo Garavito.
Tras su captura el 18 de julio de 2003, las autoridades confirmaron su responsabilidad en la muerte de al menos 17 niños. Condenado inicialmente a 40 años de prisión, su pena fue reducida a 26 años tras aceptar los cargos y colaborar con la justicia.
El oscuro historial del ‘Monstruo de los cañaduzales’
El caso de Manuel Octavio Bermúdez causó conmoción por las similitudes que compartía con Luis Alfredo Garavito, el infame asesino de menores en Colombia. Según los análisis médicos, Bermúdez sufría de psicopatía, lo que lo llevó a desarrollar un comportamiento criminal perturbador centrado en la pedofilia.
Su trastorno de personalidad lo impulsaba a cometer estos crímenes atroces, y los forenses concluyeron que era un imitador de Garavito, pues adoptó métodos similares para atraer y asesinar a sus víctimas.
Bajo la fachada de un vendedor de helados, se aprovechaba de la inocencia y vulnerabilidad de niños en situación de pobreza. Les ofrecía dulces o pequeñas sumas de dinero, ganándose su confianza antes de llevarlos a su trampa mortal: los extensos cañaduzales del Valle del Cauca, donde cometería sus crímenes.
¿Por qué fue nombrado ‘Monstruo de los cañaduzales?
Su nombre radica en el modus operandi, ya que consistía en engañar a los menores y trasladarlos a los campos de caña de azúcar, donde los agredía sexualmente y los estrangulaba con un cordón.
Estos terrenos se convirtieron en un espacio de muerte y dolor, un lugar que Bermúdez eligió por su aislamiento, lo que le permitía actuar sin interrupciones.
Durante años, los cuerpos de niños comenzaron a aparecer en los cañaduzales, desatando una ola de pánico en las comunidades locales; y, por la similitud de los casos y el perfil de las víctimas fue que se permitió a la policía trazar un patrón que los llevó finalmente a la captura de Bermúdez en 2003.
¿Cuándo y cómo fue capturado el ‘Monstruo de los cañaduzales’?
Manuel Octavio Bermúdez fue capturado el 18 de julio de 2003 en Pradera, Valle del Cauca. Para ese entonces, se hacía pasar por un inofensivo vendedor de helados que recorría las calles de la región. Tras su detención, las autoridades encontraron evidencia suficiente que lo vinculaba directamente con los crímenes.
Durante el juicio, Bermúdez confesó su culpabilidad y detalló el alcance de sus actos. El 20 de marzo de 2004, fue condenado a 40 años de prisión, aunque gracias a su aceptación de cargos, la pena fue reducida a 26 años. Sus confesiones permitieron a las autoridades cerrar algunos de los casos más oscuros de desaparición infantil en la zona.
Este era el perfil del ‘Monstruo de los cañaduzales’
El perfil de Bermúdez revela una vida marcada por el abandono, la violencia y el trauma desde una temprana edad. Nacido en medio del conflicto político que azotaba a Colombia durante la “época de la violencia”, Manuel Octavio creció sin el apoyo de su familia. Sus padres, víctimas del caos social, lo dejaron al cuidado de terceros, lo que deterioró su desarrollo emocional.
Apenas tenía un año cuando fue lanzado desde un balcón por una mujer que lo cuidaba, lo que le provocó fracturas graves en su brazo y pierna.
Este primer episodio de violencia en su vida solo fue el comienzo de una serie de traumas que moldearon su comportamiento futuro. A los siete años, se involucró en actividades sexuales con otros niños bajo la influencia de un mayor que los inducía a participar en actos inapropiados. Esto distorsionó su percepción del sexo y el poder desde muy joven.
A nivel educativo, Bermúdez abandonó los estudios cuando apenas cursaba quinto de primaria, lo que profundizó su desconexión de la sociedad. Creció sin acceso a una educación adecuada ni a una estructura familiar que le proporcionara contención emocional, lo que lo llevó a un camino de criminalidad y abuso.