Colombianoviembre 13, 2022hace un año

Una maestra cambia vidas con su granja experimental en un colegio de Trujillo, Valle

Tienen su propia huerta y quienes guían los recorridos por ella son los estudiantes, que conocen cada producto. También cuentan con un criadero de animales.

En Trujillo, Valle del Cauca, se encuentra la escuela Manuel María Mallarino, que además de abrir las puertas a los estudiantes para su aprendizaje académico, les enseña un valor adicional: el de la tierra. Este lugar no parece un colegio, sino un mercado en el que se cultiva, procesa y vende de todo.

La creadora de esta idea es Gabriela Arango, una mujer nacida en Itagüí. Vive en Tuluá y todos los días hace un recorrido de 50 minutos para llegar al colegio. Allí les enseña a sus alumnos la importancia de los alimentos, el campo y la agricultura.

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Ella es consiente de que cambia vidas con la granja experimental que creó. “Es un potenciador del paisaje cultural cafetero que es nuestra esencia. A pesar de que yo no sea de aquí, amo a Trujillo y lo quiero ver renaciente”, explica.

Granja experimental en un colegio de Trujillo 

La lista de productos que se producen en la escuela es amplia: mermeladas, mantequilla, quesos, conservas, platanitos, arepas, postres, tortas, helados y salpicón.

Tienen su propia huerta, y quienes guían los recorridos por ella son los estudiantes, que conocen cada producto. “En el salón ya hemos comercializado nuestro propio cilantro y también lo vendemos en el mercado campesino”, cuenta Gabriela.

Pero allí no solo hay alimentos, también animales. Cuentan con su propio criadero de cerdos, gallinas y pollos, y con su comercialización reciben ingresos para todos.

El objetivo de esta maestra es que los niños se enamoren del campo. También busca evitar que abandonen la tierra. Gabriela describe a Trujillo como un lugar lleno de gente valiente, que a pesar de todo continua hacia adelante. “Es un pueblo resiliente, de familias empoderadas que, a pesar de haber vivido etapas de violencia, hay gente pujante”.

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Trujillo sufrió en los años 50 y 60 una violencia política que casi acaba con el municipio. Pero sus habitantes lo sacaron adelante. Muchos emprendieron y ahora, les apuestan a sus propios negocios. Un ejemplo de ello es la familia Rivera Gómez, que empezó a vender obleas y ahora hace mermeladas con la que logran sostenerse económicamente.

por:Autor Noticias RCN

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