¿Fascismo en América Latina?

La victoria parcial de Javier Milei en las elecciones primarias en Argentina ha dejado varios interrogantes acerca de su perfil ideológico.


Mauricio Jaramillo Jassir
agosto 17 de 2023
06:27 a. m.
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La victoria parcial de Javier Milei en las elecciones primarias en Argentina ha dejado varios interrogantes acerca de su perfil ideológico. Se multiplican las preguntas sobre si es libertario, de extrema derecha, liberal o simplemente anti-establecimiento. Se trata de uno de los casos más difíciles de etiquetar ideológicamente en el último tiempo, pues América Latina no había tenido, en su historia reciente, un candidato con aspiraciones serias de llegar a la presidencia con propuestas tan extravagantes. Ni siquiera Jair Bolsonaro o Donald Trump llegaron a evocar ideas tan disruptivas como la eliminación de buena parte de los ministerios, no solo por razones de ahorro en el gasto público sino ideológicas. Para la muestra, el cierre del ministerio de educación al que se acusa de adoctrinar, o la supresión de la educación sexual y sin dudas lo que parece romper con todas las márgenes: la legalización del tráfico de órganos e incluso la contemplación de la venta de bebés en un futuro lejano.

En Colombia y sin mucho reparo por los matices de la política argentina, el centro en cabeza de Luis Ernesto Gómez y Humberto de la Calle - como es habitual, no está de más recordar- salió a responsabilizar a la izquierda de este giro inesperado que vive Argentina, en una extraña lógica que solo se explica por su inclinación constante a la derecha. A ver si se entiende el razonamiento forzado. El aspirante antiderechos, enemigo del Estado de bienestar y opositor de cualquier intervención del Estado en la economía, se impone y responsabiliza a la izquierda que ha preconizado precisamente esos valores que dicho candidato pretende combatir. El afán de adjudicar responsabilidades a Petro a cualquier precio, es tan evidente como la falta de contexto con la que se habla de lo que sucede en América Latina. 

Nos preguntamos con justa causa por la clasificación ideológica de Milei, más allá del oportunismo de los políticos cuyas declaraciones oscurecen más de lo que aclaran. El actual candidato representa la derecha más extrema, aunque sea difícil de entender, pues la región se habituó a una derecha empresarial, tecnócrata y conservadora, a diferencia de Europa, donde perfiles como el de Milei, ya habían aparecido para luchar contra lo que consideran una dictadura de la “corrección política”, es decir, la ampliación del catálogo de derechos. Esa oposición tajante a dichas garantías es lo que se denomina como una postra antiderechos y está presente tanto en el discurso de Vox en España como en el de Trump, Bolsonaro, Orban y Milei. Aunque todos representen proyectos ideológicos dispares y no puedan asimilarse, comparten la etiqueta de la extrema derecha.  

Se preguntan ¿por qué Milei es de extrema derecha? Primero, porque el candidato de La Libertad Avanza busca reducir la intervención del Estado en la economía, como lo hace la derecha, pero lleva esta idea al extremo cuando pretende su cuasi eliminación, como se observa en la propuesta inédita de eliminación de ministerios y la supresión drástica de impuestos, subsidios, políticas de redistribución o cualquier asistencia social. Segundo, Milei se conecta con esta nueva derecha radical que está en boga en el mundo para rechazar cualquier visión de derechos humanos que incluya sexuales, reproductivos, sociales y económicos.

Dicho de otro modo, considera que se ha cometido un error al equiparar deseo con derecho, una de las bases del libertarismo de derecha, y a partir de esa premisa termina aceptando que los derechos se ganan y no son inherentes al ser humano. Y tercero, Milei con justa causa, es etiquetado de fascista, pues cree en el darwinismo social o spencerismo. Estima que cada quien debe ganarse lo que le corresponde en términos de derechos y considera que “la justicia social es una aberración” rechazando la idea de que donde haya una necesidad exista un derecho. Históricamente, el fascismo se basó en las teorías de supervivencia social a las que constantemente alude el candidato argentino.   

Advertir que Milei suponga un grave riesgo para la democracia argentina, no debe interpretarse como una defensa del peronismo o del gobierno de Alberto Fernández, que valga decir, ha tenido un desempeño muy pobre como lo comprueba el porcentaje de votos que terminó recibiendo el candidato oficialista Sergio Massa quien llegó en tercer lugar (casi diez puntos por debajo del libertario). Defender la democracia no significa reivindicar al progresismo ni la errática gestión reciente del kirchnerisno. Tampoco es cierto que la izquierda tache de extrema derecha o fascista cualquier movimiento político contrario, pues en Argentina son varios los proyectos y candidatos de una derecha republicana, conservadora, tecnócrata, o liberal, cuyos principios y valores no riñen con la democracia, como sí ocurre con el discurso de Milei. 

Con esta aparición, antecedida por la de Bolsonaro y la muy probable reelección de Bukele se perfila un fascismo latinoamericano inédito, anti derechos y enemigo de las bases del Estado de derecho y del pluralismo. Luego de superar el golpismo militar, esta parece la amenaza más seria y trascendente que enfrentan nuestras democracias.

Profesor de la Universidad del Rosario
@mauricio181212

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