Psicología del sufrimiento

Dos pioneros estudios del Instituto Colombiano de la Soledad con una muestra de 1.300 jóvenes y 900 adultos concluyen que ¡dos de tres jóvenes y adultos sufren! Muchos en un nivel alto o muy alto.

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Al aterrizar al mundo cualquier bebe humano grita y llora, sin remedio. Acaba de abandonar el paraíso corporal materno con temperatura perfecta, alimentos continuos y respiración automática sin esfuerzo. Ahora lo debe realizar él mismo solo, sin saber cómo. Desde allí hasta el último de sus días el sufrimiento ocupará su vida cada día. Siendo así las cosas sorprende nuestra crasa ignorancia sobre el dolor y el sufrimiento.

Sólo hablaré de los sufrimientos psicológicos, sin incluir dos enormes fuentes de sufrimiento, biológicas como el dolor, las enfermedades, el frío, el calor excesivo, tanto como las sociales tipo exclusión, pobreza, dictaduras y muchas formas más. Tenía razón mi madre cuando nos repetía con mucha frecuencia: “No lloren, que estamos en un valle de lágrimas”.

Dos pioneros estudios del Instituto Colombiano de la Soledad con una muestra de 1.300 jóvenes y 900 adultos ¡concluyen que dos de tres jóvenes y adultos sufren! Demasiados en un nivel alto o muy alto:

Sufrimiento general | Jóvenes | Adultos

Muy alto                      16 %      10 %

Alto                              25%      28 %

Presente                      22%      27%

Leve                             17%     20 %

Ausente                        19%    14%

Sufrimiento general | Jóvenes | Adultos (resultados simplificados reducidos a diez)

Muy alto                        2             1

Alto                               2             3

Presente                       2             3

Leve                              2            2

Ausente                        2            1

¿Por qué tanto sufrimiento?

¿Por qué dos de cada tres jóvenes y adultos colombianos sufre, y muchos en niveles altos o muy altos? Desconocemos la respuesta; la psicología del sufrimiento es una muy reciente disciplina.

Piensa que todas y cada fuente de felicidad (familia, colegio, amigos, tiempo libre, actividades intelectuales, proyectos, trabajo, amor) puede causar tensiones, conflictos o sufrimientos, sin escapatoria posible… O sí, la de aprehender a sufrir, no solo padecerlo.

Los cables eléctricos dan una buena analogía para comprender la felicidad y el sufrimiento. Cuando la conexión es sólida fluye electricidad y enciende aparatos magníficos. Lo mismo ocurre en las buenas conexiones con nuestro padre, madre, hermanos, profesores y hasta un centenar de muchos otros; y con nosotros mismos.

Pero en muchas ocasiones los mismos cables hacen saltar chispas (sufrimientos).

y pueden dañar una muy costosa y necesaria televisión o computador, por ejemplo. En nuestro caso, la relación con nuestro padre, hermano, amigo, jefe ¡o la peor con nosotros mismos!

Igual al dolor, el sufrimiento señaliza una conexión para reparar, el cortocircuito lo indica. El problema subyacente no es el sufrimiento, sino el cortocircuito mismo.

El mecanismo del sufrimiento

La ansiedad, el miedo, las tensiones, las furias, los malestares y muchos otros sentimientos (denominados negativos) permiten prevenir y enfrentar los peligros.

Como le crean a la persona un estado de alarma, no es fácil identificar cuál sentimiento le ocurre. Más aún, muchas veces actúan varios sentimientos en diversa cuantía. El grave problema ocurre cuando ese sentimiento y su respectiva sustancia permanece días o semanas, o meses. En cambio de señalizar un peligro para actuar en consecuencia, se hacen crónicos, causando muchos males psicológicos y también médicos.

¿Cómo afrontar tus sufrimientos?

1. Identifícalos
2. Examina sus causas posibles
3. Diseña soluciones prometedoras
4. ¡Aplícalas!

¡Nada más, ni nada menos! Debemos ser expertos en sufrimiento, vale la pena sin duda. Aunque he tenido problemas con el Colegio de Psicólogos por decir que le enseñemos a nuestros hijos y estudiantes a sufrir. “¿Es usted el psicólogo que pretende que los padres y los profesores enseñen a sufrir?” “Si, lo soy y me enorgullezco de proponerlo; ellos nos lo agradecerán”.

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