Playas, progreso y resiliencia: el renacer del Urabá que hoy invita a visitar
El nuevo Urabá antioqueño sigue dando muestras constantes de crecimiento, esperanza y lugares maravillosos por conocer.
Sergio García
09:38 p. m.
El Urabá antioqueño fue durante décadas uno de los epicentros del conflicto armado en Colombia. Las confrontaciones entre la guerrilla de las Farc, el EPL y los grupos paramilitares dejaron una profunda huella en la región, marcada por la violencia y la ausencia del Estado. Sin embargo, la historia de esta zona ha cambiado de manera notable en los últimos veinte años.
Hoy, el Urabá es sinónimo de desarrollo, de oportunidades y de un nuevo comienzo para sus habitantes, que han convertido el dolor del pasado en una invitación a construir un mejor futuro.
Turismo, gastronomía y gente cálida
En 2025, esta región del Caribe colombiano se presenta como un destino que lo tiene todo: playas de aguas tranquilas, bosques llenos de vida y una gastronomía que combina lo mejor de los sabores locales. Municipios como Necoclí, Turbo y Apartadó son puntos de encuentro para turistas que buscan descanso y contacto con la naturaleza.
La aerolínea Satena conecta diariamente a esta zona con el resto del país, ofreciendo cuatro vuelos diarios en promedio hacia Apartadó, uno de ellos desde Bogotá. El clima, con temperaturas cercanas a los 28 grados, invita a relajarse y a disfrutar de un buen pescado frito, un patacón crocante o un coctel frente al mar.
Deportistas que inspiran y proyectos que transforman
Urabá también es cuna de grandes deportistas que han dejado el nombre de Colombia en lo más alto. En Apartadó nació Caterine Ibargüen, medallista olímpica y leyenda del atletismo mundial, hoy vinculada al Canal RCN.
Desde Necoclí salió el talentoso futbolista Juan Guillermo Cuadrado, quien ha brillado en Europa y en la Selección Colombia. Turbo, por su parte, vio nacer a Mari Leivis Sánchez, otra medallista olímpica que inspira a las nuevas generaciones.
Además de su aporte deportivo, la región avanza en proyectos de gran impacto económico. Uno de ellos es Puerto Antioquia, una obra con una inversión superior a los 700 millones de dólares que busca convertir el Golfo de Urabá en un punto estratégico para el comercio exterior, beneficiando especialmente al sector bananero, motor de la economía local.
En medio de este renacer, se destaca el ecohotel Simona del Mar, ubicado a cerca de 18 kilómetros de Necoclí. Su gerente, Beatriz Duque, lideró un proceso de reforestación hace algunos años y hoy ofrece a los visitantes un espacio único con playa privada, avistamiento de aves y encuentros con la fauna de la región.
Visitar Simona del Mar es mucho más que disfrutar de una estadía en un ecohotel; es conectarse con una iniciativa que transforma vidas. Este espacio no solo genera empleo para decenas de personas de la región, sino que brinda oportunidades especialmente a madres cabeza de hogar, quienes encuentran aquí un lugar para capacitarse, adquirir nuevas habilidades y proyectarse hacia sus propios emprendimientos.
El ecohotel ha creado programas de formación en gastronomía, atención al cliente y turismo sostenible, incentivando a sus colaboradoras a soñar en grande y convertirse en lideresas de su comunidad.
La calidez humana es uno de los sellos de este lugar. Desde la recepción hasta el restaurante, la sonrisa de los trabajadores transmite orgullo y compromiso por lo que hacen. Los visitantes destacan que el trato cercano y respetuoso de las directivas y del personal hace que la experiencia sea inolvidable.
El Urabá antioqueño, que alguna vez fue sinónimo de miedo, es hoy un ejemplo de resiliencia y crecimiento. Sus habitantes sueñan con que cada vez más turistas se animen a conocer este rincón del país y descubran por qué es considerado uno de los territorios con mayor proyección del Caribe colombiano.


