Acabar con el abuso policial implica fortalecer la institución | Por: Luis Andrés Fajardo Arturo

Por: Luis Andrés Fajardo Arturo*

@Andres_FajardoA en Twitter

Sobre los debates que se han planteado en las últimas semanas respecto de las reformas necesarias para superar los casos de abuso policial en Colombia, creo que es importante llegar a algunos puntos de acuerdo.

El primero es la importancia de la Policía Nacional. La Policía Nacional como cuerpo civil armado está establecido por la Constitución Política de este país para garantizar la seguridad ciudadana, que es a su vez la condición sine qua non para el ejercicio de los derechos y libertades de los ciudadanos.

La Policía existe en todos los países del mundo, no hay país en el mundo donde no haya Policía. Si bien, por ejemplo, existen 31 países sin Fuerzas Armadas, la Policía es necesaria y de hecho se articula con la obligación internacional del Estado de garantizar los derechos de los ciudadanos.

Por lo tanto, dada la importancia de la Policía Nacional, acabar con el abuso policial no implica acabar con la Policía. Por el contrario, acabar con el abuso policial implica fortalecer la institución de tal manera que pueda garantizar que sus agentes cumplan efectivamente con la labor constitucional que les ha sido entregada.

El ejercicio idóneo de la fuerza pública a manos de la Policía Nacional es un ejercicio que está regulado, tanto internamente como internacionalmente, por una cantidad de estándares de uso legítimo de la fuerza, de métodos y medios de uso de la fuerza, de procedimientos adecuados. Y todas esas reglamentaciones están en el Derecho interno.

Por lo tanto, no se requiere una reforma normativa. Tampoco se requiere una reforma institucional porque el abuso policial no va a cambiar porque la Policía esté en un ministerio o en otro, no.

Lo que se requiere es un trabajo constante de seguimiento al personal que hace parte de la Policía Nacional, de acompañamiento a los agentes, de evaluación constante no solamente de su estado físico sino también de su estado anímico, emocional y psicológico.

Porque no debemos olvidar que son personas que llevan armas de fuego a la calle para protegernos a nosotros los ciudadanos, pero llevan armas de fuego y por lo tanto es importante saber cuál es su condición psicológica.

No se trata únicamente de enseñarles cuáles son los derechos humanos sino de hacer una capacitación y evaluación constante, que les permita tener un pleno conocimiento y una práctica en aquellos medios y métodos de uso de la fuerza que prevengan los daños a los ciudadanos y que en cambio garantice sus derechos.

No es acabando la Policía Nacional que vamos a lograr acabar con el abuso policial. Sino creando también una red entre la comunidad y la policía que permita –así como se está haciendo ahora-- hacerles vigilancia constante, pero sobre todo empezar a entender que el policía no es el enemigo de los ciudadanos ni los ciudadanos somos los enemigos de la Policía.

*Exmagistrado auxiliar de la Corte Constitucional, profesor universitario experto en Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario.