Papa Francisco pide crear el "derecho a no migrar para permanecer en la propia tierra"

Este domingo 24 de septiembre, el mundo conoció un importante pronunciamiento del Papa Francisco sobre la situación de migración en varios países. Al respecto, el sumo pontífice pidió que existiera un “derecho a no migrar”, con el cual las personas pudiesen tener la opción de permanecer en sus tierras natales. 

Después de haber rezado el Ángelus Dominical en la plaza de San Pedro, Ciudad del Vaticano, el líder religioso argumentó públicamente que muchos ciudadanos que salen de su país natal lo hacen por obligación debido a las deficientes condiciones de vida, a nivel socioeconómico.

"Emigrar debería ser una elección libre y nunca la única posible. De hecho, el derecho de migrar para muchos se ha convertido en una obligación", señaló el Papa ante cientos de espectadores. 

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"Debería existir el derecho a no migrar para permanecer en la propia tierra", agregó el pontífice, quien también reiteró que cada país debe brindar condiciones óptimas para acoger a los ciudadanos y evitar su desplazamiento forzoso.

“Es necesario que a cada hombre y mujer se le garantice la posibilidad de vivir una vida digna en la sociedad en la que se encuentra", afirmó Francisco. Además, mencionó dos importantes factores que influyen para que las comunidades se vean obligados a migrar: las guerras y la crisis climática. 

El religioso concluyó su pronunciamiento con un importante mensaje: "Todos estamos llamados a crear comunidades dispuestas y abiertas a acoger, promover, acompañar e integrar a quienes llaman a nuestras puertas".

El papa pide socorrer a los migrantes en el mar

Durante su visita a Marsella, suroriente de Francia, el pontífice ya había hecho un llamado con respecto a la situación de los migrantes, puesto que pidió "socorrer" a los ciudadanos que arriesgan su vida en el mar tratando de llegar a otro país. 

"Deben ser socorridas las personas que, al ser abandonadas sobre las olas, corren el riesgo de ahogarse. Es un deber de humanidad, es un deber de civilización", solicitó el líder religioso. 

Tras su sentido discurso, Francisco depositó flores blancas y amarillas a los pies de la basílica neobizantina de Nuestra Señora de la Guardia, coronada por una imponente estatua de la Virgen con el niño Jesús en brazos, como una forma de honrar a las personas que han desaparecido en el mar. 

"Son nombres y apellidos, son rostros e historias, son vidas rotas y sueños destrozados (...) Frente a semejante drama no sirven las palabras, sino los hechos", resaltó ante líderes religiosos y miembros de asociaciones de ayudas a migrantes.

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"Es muy fuerte el reconocimiento a nuestro trabajo y esperemos que [sus palabras] tengan un impacto y cese al fin la criminalización de nuestra acción", dijo a AFP Fabienne Lassalle, responsable de la oenegé SOS Méditerrannée.

La ceremonia era el momento más esperado y simbólico de su visita. Junior, un joven migrante de Costa de Marfil, leyó un pasaje sobre el naufragio del apóstol San Pablo en Malta.