Bogotá al garete mientras la delincuencia se da un banquete

“Seré la primera alcaldesa mujer, y con doctorado” proclamaba Claudia López. “Seré la jefe de Policía que haga temblar a los delincuentes”, agregaba.

Claudia López, la que hizo campaña política montada sobre los $310.479 millones que le costó a los colombianos la patraña de la consulta anticorrupción ha resultado ser un fiasco. No solo no ha sido la jefe de policía que ha hecho temblar a los delincuentes, sino que además ha sido la que ha sido permisiva con la delincuencia y el vandalismo. Los vecinos del Portal de Las Américas son testigos de mis palabras. No solo no ha apoyado a la policía en su trabajo de proteger a la ciudadanía, en su lugar ha llamado “pelaos de mi corazón” a los vándalos de la primera línea.

La inseguridad en la ciudad es algo que ya no se puede esconder. Todos los días se ven mensajes en las redes sociales donde ciudadanos denuncian los atracos de los que son víctimas. Hace pocos días un productor de RCN fue apuñalado en el cuello para robarle su bicicleta y no porque él hubiese mostrado resistencia al atraco, simplemente así funcionan hoy los criminales. Como en las faenas taurinas ellos entran a matar. ¿Y la alcaldesa? Publicando videos donde llora mientras acusa a la policía de abusos y desmanes.

Mientras aún están frescas en nuestra memoria las imágenes de un CAI incendiado con una docena de policías en su interior los cuales decidieron no hacer uso de sus armas de dotación para defender sus vidas en una muestra de que nuestros policías no son asesinos, la alcaldesa contrata un relator particular para que genere un informe en el cual pinta a la institución como si fueran los peores criminales. Y dejemos claro que si los policías del mencionado CAI hubieran decidido accionar sus armas contra quienes pretendían asesinarlos incinerados eso habría sido un acto de legítima defensa que seguramente hubiera sido condenado por los pseudo defensores de los derechos humanos.

Según el DANE, en el último censo Bogotá alcanzó la cifra de 7’181,469 habitantes. Eso fue en 2018. Una ciudad que recibe personas del resto del país. Una ciudad diversa. Bogotá eligió a Claudia López con 1’109,368 votos de los 5’850,035 votos posibles y con una abstención del 45%. Una ciudad como Bogotá no debería elegir alcalde en una sola vuelta, debería tener una

segunda vuelta para la elección del burgomaestre. Ya ha tenido Bogotá alcaldes corruptos, alcaldes ineptos, alcaldes populistas y la mezcla de los anteriores. Bogotá ha sido gobernada en algunos momentos con intereses personales, como el caso de Gustavo Petro que no le interesaba la ciudad sino cumplir con sus egos y utilizar a la ciudad como plataforma para su campaña presidencial, algo similar a los que Claudia López ha tratado de hacer. En otros momentos ha tenido excelentes gerentes, como Enrique Peñalosa “impopular pero eficiente”.

Lo que si ha quedado claro con los gobernantes de una ciudad que tiene una población mayor a la que tienen muchos países es que durante los gobiernos progresistas el progreso se ha frenado o ha retrocedido. Durante esos gobiernos de izquierda o centro izquierda es cuando más corrupción y despilfarro se ha visto. Es donde los egos y la arrogancia se han impuesto a la razón.

Bogotá al garete, al progreso la Alcaldía le puso brete.