Se nos desbarataron las relaciones internacionales
Nuestro mayor benefactor nos va a quitar recursos y salimos a crear una zona binacional con Venezuela. ¿Qué está pasando con nuestras relaciones internacionales?
10:52 a. m.
El Comité de Asignaciones de la Cámara de Representantes de Estados Unidos redujo hace unos días el presupuesto destinado a Colombia en un 50 % y las razones son fuertes y claras: hay temor por el gobierno Petro y el inminente riesgo del Estado de Derecho. Alegan un fracaso
en la política del gobierno actual en temas sociales, económicos y de seguridad. Y con razón incluso los mismos demócratas están de acuerdo con esta decisión, pues el país está pasando por días oscuros llenos de incertidumbre.
Con el transcurso del tiempo se evidencia que la brújula del gobierno del cambio es eso, un permanente cambio. No hay una estabilidad clara y el barco llamado Colombia da vueltas sin rumbo fijo, cambia de oficiales y se terminará hundiendo si no prevenimos un caos institucional.
Ahora bien, el problema se intensifica cuando el desorden interno se transporta al ámbito internacional. Las permanentes provocaciones del gobierno colombiano al presidente Trump y su gobierno solo generan miedo y consternación. Que Dios esté con nosotros si perdemos a nuestro principal aliado.
Hay que entender que esto va más allá de una dimensión ideológica: el apoyo de los Estados Unidos a Colombia es fundamental para la lucha contra los grupos al margen de la ley y el narcotráfico, así como para el fomento de proyectos de desarrollo.
La idea de depender cada vez menos de países extranjeros es bella e incluso debería ser un propósito nacional. Pero otra cosa completamente diferente es ampararse en aquel patriotismo y convertirlo en excusa para quedarnos sin aliados. Porque el avance hacia el desarrollo no se logra echándose de enemigos a los poderosos, sino trabajando con ellos.
Y es que todo empeora cuando se anuncia la creación de una zona binacional con Venezuela. En términos prácticos nos alejamos de una potencia mundial que nos ayuda a combatir el crimen y apoya nuestro desarrollo para unirnos a una dictadura que está llena de investigaciones por violaciones de derechos humanos. ¿Hacía qué rumbo vamos? ¿En qué se están convirtiendo nuestras políticas exteriores?
Es que esta zona entrega soberanía nacional y deja desprotegido el oriente colombiano. Es real la ausencia del Estado en dicha región, pero ¿desde cuándo la obligación de que el Estado esté presente en todo el territorio nacional se cumple compartiendo territorio con otro Estado y pidiéndole que ayude en la “creación de condiciones sociales y económicas”?
Preocupa pensar que este es un acto que pretende camuflar intenciones secundarias de ambos gobiernos en proyectos políticos futuros…
De manera que estamos ante un panorama de gran dificultad internacional. Por una parte, se tensionan y dificultan las relaciones con Estados Unidos. Y, por otra parte, aumentamos y fortalecemos el contacto con la dictadura de Maduro. Y ni hablar de lo que se viene, pues ya se creció el rumor de un remezón ministerial y de la llegada de Benedetti a la Cancillería.
Así como estamos alerta con la situación interna del país, es imperativo estar pendientes de los movimientos internacionales. Ya el Memorando de entendimiento que crea la zona binacional fue demandado ante el Consejo de Estado. Queda ahora confiar en la decisión del tribunal supremo, mientras trabajamos en el diálogo transigente, respetuoso y abierto con los Estados Unidos, así como con los demás gobiernos del mundo.