La trampa de la nueva normalidad | Por: Fernando Rojas Parra
¿Cuáles son los cambios que esa supuesta nueva normalidad trae para superar la difícil situación que vivíamos en la vieja normalidad?
06:01 a. m.
Por: Fernando Rojas Parra*
@ferrojasparra en Twitter
Las palabras tienen poder. Por eso el lenguaje tiene una función ética y moral en la medida en que ayuda a pensar, explicar y actuar. Eso lo entienden de sobra los políticos, las empresas, los medios y quienes nos gobiernan. De ahí que, en varias ocasiones, son ellos los que intentan definir cómo explicamos o interpretamos la realidad, incluso en oposición a la verdad.
Uno de los ejemplos más recientes para entender esto se da con la crisis por el coronavirus. La nueva normalidad aparece en los discursos oficiales como un mantra optimista de recuperación, para hacernos creer que vamos por buen camino y que superamos lo doloroso de la pandemia. Pero realmente piensan con el deseo, porque es un eufemismo de falso control, una ilusión de progreso.
Quieren vender la idea de regreso a la normalidad que oculta la realidad, ¿cuáles son los cambios que esa supuesta nueva normalidad trae para superar la difícil situación que vivíamos en la vieja normalidad? ¿Qué es lo nuevo que quieren que aceptemos? ¿Una Colombia con un desempleo del 20 por ciento y que seguirá aumentado? ¿la de la informalidad cercana al 66 por ciento? o ¿la que en 2018 tenía al 7,2 por ciento de su población en pobreza extrema y al 27 por ciento de su población viviendo en pobreza monetaria? ¿O dónde ganarse 450.000 pesos mensuales me convierte en clase media?
Buscan que aceptemos unas condiciones de vida que, a todas luces, son desventajosas para nosotros. Que seguirán siendo desiguales, inequitativas, sin oportunidades para la mayoría, con pocas esperanzas de lograr cambios de raíz.
Otro ejemplo. Era claro que debíamos poner a funcionar el sistema productivo colombiano para responder a la difícil situación social de país, más evidente con la pandemia. Sin embargo, para eso se requieren extremas medidas de cuidado. Pero el gobierno nacional corrió y bajo el rimbombante título de reactivación económica por sectores dejó toda la responsabilidad a los gobiernos locales desbordados y sin recursos suficientes. Ahora, dice que es con otro mantra, el de la cultura ciudadana, que lograremos superar esta difícil situación.
Es un peligro si el poder disfraza con palabras y términos grandilocuentes su débil liderazgo y su incapacidad para transformar la realidad. El cansancio ciudadano aumenta y no es descartable que cuando salgamos de la cuarentena, vuelvan fortalecidas las protestas sociales que a finales de 2019 pedían cambios de fondo en Colombia, solo que, frente a un gobierno endeudado, sin rumbo y con el sol a sus espaldas.
* Politólogo. Doctor en Historia con maestrías en Gestión Urbana e Historia.