La triada de la igualdad, la no discriminación y el discurso autónomo

En un momento en el que la humanidad se pregunta cuál será la verdadera dimensión de las consecuencias de la emergencia sanitaria ocasionada por el covid-19, en el que no se tiene claro el efecto real que en el relacionamiento social están ocasionando las nuevas tecnologías y en el que en muchas naciones la amenaza contra la democracia está más latente que nunca, fuimos testigos de una nueva celebración del Día Internacional de los Derechos Humanos y la entrega del Premio Nobel de la Paz 2021.

“Todos humanos, todos iguales” fue el eslogan que durante este año trabajó la ONU con motivo del Día Internacional de los Derechos Humanos, para promover así la “Igualdad” y la “No Discriminación” como herramienta fundamental para alcanzar su Agenda 2030.

Por otra parte, dos periodistas, una filipina y otro ruso, fueron reconocidos por salvaguardar la libertad de expresión y recordar que ninguna sociedad es libre sin comunicadores que puedan confrontar al poder con la verdad.

Así las cosas, la igualdad, la no discriminación y el discurso autónomo siguen siendo los baluartes para alcanzar la verdadera democracia, el respeto de los derechos humanos y la participación ciudadana en el desarrollo de nuestras sociedades. Sin embargo, en muchas ocasiones se convierten en palabras que definen algo que pareciera inalcanzable.

El covid, el cual aún no se supera, expuso y amplificó de manera dramática la presencia de desigualdades e inequidades sociales, económicas y ambientales en todas las naciones. Sus consecuencias se van conociendo, poco a poco, y al acumularlas se avizora un impacto profundo y diferencial en el corto y largo plazo.

El informe sobre “Financiamiento para el Desarrollo Sostenible 2021” de la ONU, asegura que tras la pandemia la economía mundial ha experimentado la peor recesión en 90 años, durante la cual “…los segmentos más vulnerables de las sociedades fueron afectados de manera desproporcionada”.

¿Qué significa para la ONU que los que menos tienen se hayan visto afectados de manera desproporcionada? La mayoría ni lo imagina, pero a ciencia cierta la respuesta es terrible. Además, el informe también asegura que “Alrededor de la mitad de los países menos adelantados y otros países de bajos ingresos estaban en alto riesgo o con problemas de endeudamiento antes del covid-19 y, con la caída de los ingresos fiscales, la pandemia ha disparado los niveles de deuda”.

También, la emergencia sanitaria puso sobre la mesa el papel de la tecnología en el futuro humano. A pesar de los innegables beneficios que su apresurado desarrollo le ha brindado a la humanidad, no se puede negar que está causando un fenómeno de aislamiento social, el cual se ha disimulado a través de su poder de interconectividad.

Así, en muchas ocasiones la manera instantánea y viral en la que se difunde la información engaña a la opinión pública, fomenta el odio y se utiliza también como un arma contra el periodismo de calidad y la democracia; todo por un hambre infinita de poder que atenta contra la igualdad, la no discriminación y, por lo tanto, los derechos humanos.

Muchas mentiras, iras, odios y temores atacan la democracia y el estado de derecho en el mundo entero. Estados Unidos y varios países, de los que se denominan “desarrollados”, han reconocido públicamente que debemos enfrentar una recesión de libertades en un momento de creciente autoritarismo. Más de 100 países se acaban de reunir en la primera “Cumbre por la Democracia” como una oportunidad para que sus líderes y expertos desarrollen estrategias contra la corrupción, las violaciones de derechos humanos y el respeto a la soberanía ciudadana.

Así, en el marco de una pandemia que evidenció enormes desigualdades económicas y sociales en todas las naciones, alrededor de un desarrollo tecnológico que parece sin control, y en medio de una acalorada discusión política por la democracia en el mundo, la ONU entregó el Nobel de Paz 2021 y celebró el Día Internacional de los Derechos Humanos, recordándonos la importancia de un nuevo relacionamiento del ser humano para asegurar su sostenibilidad y la del planeta.

La entrega del Nobel de Paz, pocos días antes de celebrar el Día Internacional de los Derechos Humanos, a dos periodistas por su trabajo en favor de la libertad de prensa y los DDHH no hace más que evidenciar cómo muchos buscan atacar la libertad de expresión y el libre pensamiento para eliminar la democracia, de la cual hoy necesitamos tanto.

Sin democracia no hay igualdad, se eleva la discriminación, se amarra la verdad y se acumula el poder, eso nadie lo puede negar. Tenemos que tomar ejemplo de Maria Ressa y Dmitry Muratov, dos personas comunes, como cualquiera de nosotros, que desde sus actividades diarias decidieron buscar la verdad, no callar y exigir instituciones justas e imparciales.