Generación 2020: ¡no a la resiliencia! | Por: María Elena Bonilla
Lo que estamos viviendo no es vida. Las visitas de la virtualidad nos hacen perder el calor de la piel, nos pixelan la mirada.
05:00 p. m.
Por: María Elena Bonilla*
@mebp72 en Twitter
Para entrar en contexto cito la definición que el Diccionario de la Real Academia incluye para la trillada palabra resiliencia: ésta es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o una situación adversos.
Pero si ustedes tienen interés en encontrar definiciones más profundas, pueden acudir a las publicaciones de Michael Rutter o Edith Grotberg, quienes han estudiado a profundidad el fenómeno de la resiliencia. De la lectura de ella, fácilmente se puede concluir que nos hemos equivocado en el sentido y en el uso que le hemos dado esta palabra.
Es así como a la generación de estudiantes de colegios o de universidades de esta generación 2020, les hemos exigido que sean resilientes, que se adapten, que acepten con mesura y sin aspavientos haber renunciado a todo lo que antes de este indescifrable virus les importaba: paseos bailes de graduación, izadas de bandera, homenajes, despedidas --no importa el presupuesto-- pero cada joven de esta generación tenía expectativas de cómo serían sus últimos días en estos pasillos de colegio, de universidad, que guardan secretos, angustias y glorias. Y también besos robados, bromas, lágrimas y carcajadas. Cada estudiante se soñaba con la algarabía y la nostalgia de este último día de clases.
Esta generación 2020 no tuvo siquiera el tiempo para entender que el 13 de marzo fue su último día de colegio o de universidad. Y ahí saltamos todos: padres, rectores, profesores, psicólogos, psiquiatras, a repetirles, así como si fuera una decena del Rosario, la palabra ‘resiliencia’. Y de tanto recitarle, matamos la ilusión, la esperanza de esta generación.
Estamos ahora frente a una generación que aceptó su graduación por Zoom, como si ello fuera normal. Y eso para no hablar de quienes ni siquiera tuvieron una ceremonia virtual, sino que se tuvieron que limitar a recoger sus diplomas, como si haber terminado una etapa de la vida de aquella manera, fuera normal. ¡Y no generación 2020! todos nos equivocamos y por eso hoy les pido que no sean resilientes o al menos no como en el uso ordinario se los hemos exigido.
Lo que estamos viviendo no es vida. Las visitas de la virtualidad nos hacen perder el calor de la piel, nos pixelan la mirada, la vida social de las redes sociales no es real. Esconde, disfraza. No generación, ustedes no pueden aceptar esta vida como la nueva normalidad. Ésta no es vida.
No se trata de fomentar una crítica vacía sin compromiso y abandonando al otro. Por el contrario, una vida de aislamiento social es contraria a nuestra propia esencia. Son ustedes los que tienen que buscar formas reales de encontrarse con el otro, porque la vida por Zoom no vale la pena ser vivida.
Yo por lo pronto no dudaré en rescatar a mis viejos del tedio de los días de encierro y buscaré la forma de besar a mi abuela, que a los 101 años la matará la tristeza y la soledad y no el virus, así me toque usar un tapabocas industrial.
Posdata: señora Alcaldesa, así las UCI estén al 50 por ciento de ocupación, no nos siga tratando como mentecatos.
*Doctora en Derecho