Salud mental y productividad

¿Sabía usted que la Organización Mundial para la Salud (OMS) calcula que todos los años se pierden cerca de 12,000 millones de días de trabajo a nivel mundial como consecuencia de cuadros depresivos y de ansiedad? Este panorama, que produce afectaciones económicas por unos US$1,000 millones por concepto de productividad laboral, se ha consolidado como un auténtico problema para las empresas alrededor del mundo.

Tal escenario, venido a más tras la reciente pandemia, supone que varias compañías estén observando cómo el talento y el potencial de sus equipos de trabajo se esté condicionado por quebrantos emocionales; que, en la gran mayoría de los casos, por tratarse de padecimientos de naturaleza intangible, son de difícil diagnóstico y de confuso reconocimiento para el mismo paciente. 

Y es que no se trata de una afectación menor a la productividad, pues, como lo demostró un estudio realizado durante más de 6 meses por la Saïd Business School, una escuela de negocios de la Universidad de Oxford, en asocio con la multinacional británica de telecomunicaciones, BT Group, los trabajadores felices son en promedio un 13% más productivos.

Aquí es importante hacer una distinción entre productividad y horas de trabajo: no es que el empleado que tenga bienestar labore más tiempo, como en ocasiones se tiende a pensar equivocadamente; es que el trabajador, cuando está contento, produce más resultados en el mismo periodo de tiempo por el que está contratado, de manera que este encuentra el balance ideal entre su vida privada y la laboral, y se hace más valioso para su empresa al generarle un rendimiento superior.

Por eso, en este arranque de 2024, en el que es común escuchar en el debate público los comparativos de Colombia frente al resto países que integran la Ocde, vale la pena que la conversación no solo contemple aspectos como: los niveles de tributación de las empresas, la digitalización de la banca, el grado de tecnificación del agro, la eventual reforma a la justicia o la diversificación de la matriz exportadora, también es importante que se inserte en la agenda la necesidad de mejorar el acceso a la salud mental para, colateralmente, potenciar la productividad de nuestro aparato empresarial.

En ese sentido, realizar toda la transformación estructural que se requiere para equipararnos a los niveles de los países de la Ocde sin trabajar en la salud emocional de nuestra población es, en cierta forma, como gestar una revolución a medias, ya que en últimas son las personas las que ejecutarán ese engranaje socioeconómico, y con una productividad mermada por problemas mentales no se podrá sacar el mejor provecho de los avances técnicos ni la tecnología.

Así las cosas, vale la pena que este nuevo año también sea una oportunidad para concebir la productividad, la reactivación económica y el crecimiento del PIB desde un enfoque de bienestar. Esa es la razón, por la que en Selia, como startup especializada en salud mental, trabajamos de la mano de empresas para facilitar el acceso a estos servicios en sus equipos de trabajo, pues un empleado sano es un empleado feliz y, en consecuencia, productivo.

CEO y cofundador de Selia