De volver a empezar a inspirar a cientos de emprendedores: la historia de Claudia
Tras superar pérdidas familiares, crisis económicas y separaciones, Claudia convirtió su historia de vida en un motor para impulsar a emprendedores en todo el país.
Claudia aprendió desde muy pequeña que el trabajo es una escuela para la vida. Creció en una empresa familiar, rodeada de ventas, producción y largas jornadas, donde entendió que el esfuerzo constante y la disciplina eran claves para salir adelante.
Desde los 12 años asumió responsabilidades poco comunes para su edad: pagaba nómina y su primer sueldo no fue dinero, sino un balón de baloncesto, símbolo de un aprendizaje temprano sobre el valor del esfuerzo.
Su padre, un empresario autodidacta y visionario, le enseñó a negociar, producir y confiar en las ideas propias. Sin embargo, su fallecimiento la enfrentó a una de las etapas más difíciles de su vida. A los 21 años tuvo que asumir deudas, impuestos atrasados y decisiones empresariales complejas que marcaron su carácter y su visión frente a los negocios.
Con la llegada de sus hijas, Claudia inició una nueva etapa enfocada en sostener a su familia. Años después, una separación la obligó a empezar nuevamente desde cero. Lejos de rendirse, encontró apoyo en su hija menor y juntas decidieron volver a intentarlo. Ese proceso la llevó a regresar al mundo empresarial como asesora y posteriormente como gerente comercial e industrial en una importante compañía, donde fue pieza clave en el crecimiento y organización de la industria de aceites vegetales y margarinas en Colombia.
Cuando parecía haber alcanzado estabilidad, un nuevo quiebre la llevó otra vez al punto de partida. Esta vez, con una convicción distinta: transformar toda su experiencia en un propósito de vida. Así nació Casa Moonlight, un refugio creativo pensado para apoyar a emprendedores que buscan una oportunidad real para crecer.
Lo que comenzó con 11 marcas hoy se convirtió en una red que reúne a más de 65 marcas de manera presencial, más de 100 emprendimientos en asesoría virtual y más de 400 iniciativas acompañadas en todo el país. En este espacio, los emprendedores reciben orientación para formalizar sus productos, acceder a registros legales y tener una vitrina donde exhibir y comercializar sus ideas.
Casa Moonlight también se ha consolidado como un punto de encuentro cultural, con programación semanal gratuita que incluye música, conversatorios, cine foro y espacios de formación. Claudia hace un llamado a empresarios que alguna vez fueron emprendedores para que se sumen con capital semilla, mentorías y alianzas que permitan ampliar el impacto de esta iniciativa.
Su mensaje es claro: siempre se puede volver a empezar. No hay obstáculos lo suficientemente grandes como para apagar una idea cuando se trabaja con propósito. Una historia que hoy inspira a cientos de emprendedores y demuestra que las caídas también pueden convertirse en oportunidades. Mujeres que inspiran RCN.