La batalla de los pescadores de San Andrés para proteger los arrecifes de coral
Los arrecifes de coral en aguas poco profundas se encuentran entre los ecosistemas más amenazados por el cambio climático.
Noticias RCN
noviembre 14 de 2018
10:54 a. m.
10:54 a. m.
Durante casi tres décadas, Javier Barker ha pescado en el mar Caribe que rodea a la isla de San Andrés, pero hasta no hace mucho sabía poco sobre la importancia de los arrecifes de coral de los que dependen los peces para sobrevivir.
"Solía pensar que los corales eran piedras duras. No sabía que los corales son criaturas vivas", dijo Barker, de 40 años, quien comenzó a pescar con su familia cuando era un adolescente.
"Ahora sé que los corales son cunas para los peces, y los corales más sanos equivalen a más peces, por lo que los corales son importantes para todos", agregó.
Los arrecifes de coral, del Caribe al Océano Pacífico, se han visto sometidos a un estrés creciente como resultado del aumento de las temperaturas de los océanos causado por el cambio climático y otras presiones provenientes de la mano del hombre, como la pesca excesiva, la contaminación y el turismo.
Ahora los pescadores se están alistando en una batalla para protegerlos.
Barker es uno de los casi 40 pescadores artesanales en el archipiélago de San Andrés y Providencia, en el Caribe occidental, a quienes el Gobierno paga 125 dólares por mes para cultivar corales en un proyecto de jardinería submarina.
El proyecto, supervisado por la agencia gubernamental Coralina -encargada de promover el desarrollo sostenible en el archipiélago- y por el grupo ambientalista Conservación Internacional Colombia, es considerado el segundo programa de conservación de coral más grande del Caribe después de uno en Belice.
Como parte del proyecto, que comenzó el año pasado, alrededor de 10.000 fragmentos de corales están siendo criados en viveros submarinos flotantes en las aguas verde esmeralda que rodean el archipiélago, que alberga el 80 por ciento de los arrecifes tropicales de Colombia.
Los patrocinadores del proyecto esperan que los corales que crecen en los viveros puedan reponer y restaurar las colonias de arrecifes de coral existentes en un área que cubre 60 hectáreas.
El archipiélago fue declarado área marina protegida, la Reserva de la Biósfera Seaflower, por la UNESCO, la agencia cultural de Naciones Unidas, en el 2000.
Los arrecifes de coral en aguas poco profundas se encuentran entre los ecosistemas más amenazados por el cambio climático y, según científicos, son un barómetro clave de los impactos del calentamiento global.
La decoloración de los corales, un blanqueamiento impulsado por cambios de temperatura u otras tensiones, puede matar a los corales si es lo suficientemente severa. Los corales también están en riesgo ya que los océanos se vuelven más ácidos a medida que absorben cantidades crecientes de dióxido de carbono de la atmósfera.
Según María Fernanda Maya, bióloga y coordinadora del proyecto, en las granjas de corales marinos toma alrededor de un año para que pequeños fragmentos de coral -menos de 7 centímetros de largo- crezcan hasta el tamaño de una pelota de baloncesto.
Hasta ahora han sido creados ocho viveros de coral y el primer lote piloto de 250 fragmentos de coral fue trasplantado a un arrecife cerca de San Andrés el mes pasado, dijo Maya. Los resultados han sido prometedores, mostrando una tasa de supervivencia de alrededor del 85 por ciento entre los corales trasplantados, añadió.
Los críticos, sin embargo, dicen que proyectos de restauración de coral como estos requieren de mucha mano de obra, son costosos, necesitan financiamiento a largo plazo y, en última instancia, no tendrán éxito si el calentamiento global continúa.
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