Estados Unidos rinde homenaje a las víctimas de los atentados del 11-S

El presidente Joe Biden asistirá este sábado 11 de septiembre a los tres lugares emblemáticos de los ataques ocurridos hace 20 años: Nueva York, Pensilvania y la sede del Pentágono, según anunció la Casa Blanca.

El mandatario y su esposa Jill Biden quieren, según un comunicado, "rendir homenaje y conmemorar las vidas perdidas" al ir a Nueva York, en donde cayeron las Torres Gemelas del World Trade Center; a Shanksville en Pensilvania, donde se estrelló un avión desviado por cuatro yihadistas; y a Arlington en Virginia, no lejos de Washington, donde fue atacado el Departamento de Defensa.

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Biden, quiso marcar simbólicamente este vigésimo aniversario de los ataques con el retiro de las tropas estadounidenses de Afganistán, donde fueron desplegadas tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Sin embargo, la guerra de Afganistán terminó en medio del caos y Estados Unidos fue sorprendido por el rápido avance de los talibanes, con 13 militares estadounidenses víctimas de un atentado en medio de la acelerada evacuación en Kabul.

La pareja presidencial, que estará acompañada por otros expresidentes en el acto, es esperada en Nueva York para participar del homenaje a las 2.977 víctimas mortales de los atentados. Posteriormente, Biden y su esposa se desplazarán a Pensilvania y al Pentágono donde también rendirán homenaje a las víctimas y depositarán sendas coronas. Hasta el momento, no está previsto que el presidente pronuncie ningún discurso.

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La denominada Zona Cero de Manhattan, donde se erigían las Torres Gemelas, se ha convertido en un lugar de peregrinación y homenaje a los fallecidos. Los dos edificios fueron reemplazados por un monumento, una inmensa fuente con forma de piscina cuyas paredes funcionan como suaves cascadas y llevan inscritos los nombres de las 2.753 víctimas de Nueva York.

A un lado, en el museo memorial del 11-S, se expone un trozo de escalera por donde pudieron escapar algunos de los que milagrosamente sobrevivieron, trozos de muro de los edificios convertidos en un amasijo de escombros, vigas de acero retorcidas por el calor del fuego que originó el impacto de los aviones cargados con combustible, fotografías de las víctimas y la reconstitución con imágenes de lo que fue aquel día frenético que mantuvo a más de 2.000 millones de personas en el mundo pendientes de sus televisores, de la radio o de las pantallas de las computadoras.

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