La tos y la impotencia, juntos en las salas de urgencias en España

Desde el pasado fin de semana, las imágenes de caos empezaron a ser enviadas a través de redes sociales por enfermeras del Hospital Severo Ochoa, en la localidad madrileña de Leganés. Pasan los días y la situación sigue igual o incluso peor. Son escenas reflejo de una desbordante realidad: el servicio de urgencias está colapsado y tuvo que ser cerrado en este centro de salud. No recibe más pacientes porque simplemente no caben. La capacidad de las urgencias de este lugar es para 90 pacientes, y ahora está atendiendo a más de 300 en condiciones precarias.

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Las imágenes muestran a enfermos por el virus que esperan en incómodas sillas, que permanecen en pasillos o que incluso están desvanecidos en el suelo. El sentimiento de los profesionales que intentan atenderlos es de absoluta impotencia.

Desde el hospital, el personal sanitario afirma que no ha valido doblar sus turnos o trabajar bajo condiciones de inseguridad biológica. El volumen de la emergencia en España es superior a su propia voluntad de prestar el servicio. En el ambiente se escucha en cada rincón la tos seca, síntoma angustioso de los afectados por la deficiencia respiratoria.

Una situación similar fue denunciada en el Hospital Infanta Leonor. Las secuencias de video permiten observar a los pacientes en el piso o en las sillas del servicio de urgencias. 

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El gobierno de la Comunidad de Madrid está al frente de la situación y ha tomado medidas para aliviar la carga por la emergencia y dotar a los hospitales de más y mejores recursos para superar este momento de adversidad. 

Uno de los antídotos: ya están funcionando hoteles y el recinto de ferias de Madrid (afirma) como establecimientos medicalizados o como hospital de campaña para recibir a pacientes leves y descongestionar las centrales de urgencia que están saturadas.

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