La Unión Europea busca flexibilizar la prohibición de vender autos de gasolina y diésel desde 2035
Bruselas alista un giro en una de las medidas clave del Pacto Verde para aliviar la crisis de la industria automotriz europea y enfrentar la creciente competencia de China.
AFP
07:16 a. m.
La Unión Europea anunciará este martes una serie de medidas para suavizar la prohibición de vender vehículos nuevos de gasolina y diésel a partir de 2035, una decisión que marca un punto de inflexión en la política climática del bloque y que busca dar oxígeno a una industria automovilística que atraviesa uno de sus momentos más complejos en décadas.
La prohibición, adoptada durante el primer mandato de Ursula von der Leyen al frente de la Comisión Europea, es una de las banderas del Pacto Verde Europeo, cuyo objetivo central es alcanzar la neutralidad de carbono en 2050. Sin embargo, el nuevo contexto económico y geopolítico ha llevado a Bruselas a replantear el ritmo de la transición.
En los últimos meses, la Unión Europea ha aplazado o reducido varias medidas medioambientales, presionada por la competencia de fabricantes chinos, como BYD, que han ganado cuota de mercado con vehículos eléctricos más baratos, y por las tensiones comerciales con Estados Unidos.
Un sector “en peligro de muerte”
“La industria automovilística europea está en peligro de muerte”, advirtió en marzo el vicepresidente de la Comisión Europea, Stéphane Séjourné. Este martes, Séjourné presentará en Estrasburgo, junto a otros comisarios, un paquete de apoyo al sector que incluirá ajustes al calendario de descarbonización.
Aunque aún no se conocen todos los detalles, el eurodiputado alemán Manfred Weber, líder del Partido Popular Europeo (PPE), confirmó que la Comisión propondrá un nuevo objetivo: reducir en un 90 % las emisiones de CO₂ de las flotas para 2035, en lugar de eliminar completamente los motores térmicos.
Esta flexibilización responde a la presión de países como Alemania, Italia y Polonia, que defienden la llamada “neutralidad tecnológica”. Bajo este enfoque, se permitiría la continuidad de motores de combustión más allá de 2035, siempre que utilicen tecnologías menos contaminantes.
Entre las alternativas que se estudian están los híbridos enchufables, los vehículos eléctricos con extensores de autonomía, así como el uso de biocombustibles y combustibles sintéticos.
División entre los países y el sector ambiental
No todos los Estados miembros comparten esta visión. Francia y España han pedido a la Comisión que se aleje lo menos posible del objetivo original de 2035. A su juicio, relajar la prohibición podría poner en riesgo las fuertes inversiones ya realizadas por los fabricantes europeos para migrar hacia vehículos 100 % eléctricos.
Además, advierten que un cambio de rumbo podría afectar al emergente sector europeo de baterías, clave para la autonomía industrial del bloque.
La Comisión también anunciará medidas para ecologizar las flotas profesionales y fomentar el desarrollo de vehículos eléctricos pequeños y asequibles, un segmento que Bruselas considera estratégico para no ceder terreno frente a China.
Desde la industria, la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) celebró la apertura del debate. “No son deseos opcionales, son exigencias esenciales para preservar el empleo, financiar la descarbonización y seguir siendo competitivos”, afirmó su directora, Sigrid de Vries.
En contraste, organizaciones ambientalistas como Transport & Environment (T&E) alertan que frenar la electrificación sería “un error estratégico” que ampliaría el retraso europeo frente a Asia.
El anuncio de este martes confirmará hasta qué punto la Unión Europea está dispuesta a recalibrar su ambición climática para proteger uno de sus sectores industriales más emblemáticos, sin renunciar del todo a sus compromisos ambientales.

