Talibanes se tomaron al palacio presidencial de Kabul, en Afganistán

Lo que parecía que podía ocurrir en cuestión de meses, se redujo a 10 días: el grupo talibán se tomó a Afganistán en una ofensiva sin precedentes.

El presidente abandonó el país para, según dijo, evitar más derramamiento de sangre. Las fuerzas armadas democráticas no dan abasto para hacerle frente al grupo terrorista y, como muestra de su dominio, militantes irrumpieron en el palacio presidencial.

"Hemos alcanzado una victoria que no se esperaba. Ahora vendrá una prueba. Ahora se trata de cómo servimos y aseguramos a nuestra gente y su futuro", dijo uno de los talibanes. 

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Además, voceros del grupo advirtieron que no optarán por la transición de gobierno, ni un mando compartido, quieren el control total. En las calles hay temor y los ciudadanos solo quieren huir de la que una vez fue su casa.

India, Irán y Pakistán son algunos de los países que ya comienzan a sentir la crisis migratoria y, por ello, la comunidad internacional manifestó su preocupación ante un eventual régimen.

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"Queremos una posición unida entre los que piensan como nosotros, para que hagamos todo lo posible para evitar que Afganistán vuelva a convertirse en un caldo de cultivo para el terror", comentó Boris Johnson, primer ministro del Reino Unido.

Los despliegues militares extranjeros internacionales ya no son para retomar el control, sino para retirar funcionarios y civiles de Afganistán. Al igual que Estados Unidos, Alemania, España y Reino Unido toman acción y movilizan aviones para las rápidas evacuaciones.