Urge organizar nuestra casa

A nadie debería extrañar que en el “Informe de Riesgos Globales 2022” del Foro Económico Mundial, dado a conocer hace pocos días, se asegure que el “fracaso de la acción climática” y las “desigualdades sociales” hacen parte de los mayores riesgos a los que se enfrenta el ser humano en los próximos años.

También, creo que nadie se sorprenderá al leer en este documento que en muchas naciones las diferentes crisis se han incrementado por la pandemia del Covid-19, y que los fenómenos meteorológicos extremos, el desempleo, las enfermedades infecciosas, el deterioro de la salud mental, los ataques cibernéticos y el endeudamiento de los países son factores a los que los líderes políticos, los empresarios y la sociedad civil, en su conjunto, deben prestar atención urgente.

Sin embargo, lo que sí es nuevo, sin restar en ningún momento importancia a lo que ya sabemos, es que al final del informe se incluya al espacio exterior como otro de los ámbitos de riesgo. Este advierte que, por el aumento de la actividad privada y pública fuera de nuestro planeta y su creciente militarización, se podrían afectar las órbitas de las que dependen los sistemas clave en la Tierra y desatar una escalada de tensiones geopolíticas internacionales, en un ámbito con pocas estructuras de gobierno.

Si reflexionamos un poco frente a la anterior situación, es fácil darse cuenta de que, sin haber solucionado el cambio climático, la desigualdad social y otras preocupantes problemáticas que hoy nos amenazan, ya estamos generando impactos negativos fuera de nuestro mundo.

Según la NASA, por la actividad humana existen alrededor de la tierra más de 20.000 fragmentos de residuos de un tamaño mayor al de una pelota de béisbol, en su órbita se encuentran más de medio millón de trozos de residuos de las dimensiones de una canica y hay más de 100 millones de fragmentos menores a un milímetro de tamaño.

Por otra parte, el turismo espacial ha comenzado, y con él una era de viajes rutinarios que claramente generará un nuevo mercado, llevará rutinariamente al ser humano fuera del planeta, movilizará grandes recursos y buscará crecer rápidamente para vender más.

Lo anterior demuestra una vez más la importancia de que la actividad humana sea regida por los principios de la sostenibilidad. Tenemos que cambiar porque no solo estamos acabando con nuestra casa, sino que ya comenzamos a deteriorar sus alrededores, y esto nos traerá consecuencias inimaginables para cualquiera.

El “Informe de Riesgos Globales 2022” es una alerta sobre los principales desafíos a superar por el ser humano y su entorno, que ya conocemos y muchas veces ignoramos, pero de igual manera, en esta ocasión, se convierte en una oportunidad para evitar que nuestra falta de sensatez tome dimensiones cósmicas.

Es urgente que organicemos nuestra casa, es necesario cambiar la forma en que actuamos y es imperdonable que sigamos esperando a que otros aporten las soluciones. Es válido querer expandir

los horizontes del género humano, pero, para hacerlo con éxito, tenemos que salvar el planeta que ha sido nuestro hogar por miles de años.

Es hora de actuar enfáticamente y la solución está al frente. Tenemos que detener el cambio climático y desarrollar un modelo económico y social que respete la naturaleza. Solo así lograremos respetarnos como especie.