¿Qué país le queremos dejar a nuestros hijos y nietos?
Al deterioro del orden público, se le suma el deterioro social, impulsado por una narrativa irresponsable de odio, donde se busca dividir al país entre amigos y enemigos del gobierno.
11:48 a. m.
El pasado sábado, el país se estremeció con el cobarde y miserable atentado en contra del Senador y Precandidato a la Presidencia, Miguel Uribe Turbay, quien se encontraba en un evento de campaña, en el barrio Modelia de Bogotá, a plena luz del día.
Este hecho reafirmó algo que hemos venido denunciando, el grave deterioro del orden público en el país, cuyo de manera sistemática la Defensoría del Pueblo en varias Alertas Tempranas ha advertido, evidenciando la expansión y control territorial por parte de los delincuentes en estos casi tres años de gobierno, pasando de 220 a 480 municipios, incluyendo 11 localidades de Bogotá y recientemente, advirtiendo qué hay 809 municipios con riesgos de violaciones humanitarias.
Al deterioro del orden público, se le suma el deterioro social, impulsado por una narrativa irresponsable de odio, donde se busca dividir al país entre amigos y enemigos del gobierno, entre amigos y enemigos de los trabajadores, de los campesinos y de los jóvenes. En donde se tilda de “nazis” “paramilitares” o “HP’s” a los líderes y miembros de la oposición por el simple hecho de pensar distinto, como es lo más lógico en una democracia. Llegando al extremo de hablar de “borrar” a aquellos congresistas que se opusieron democráticamente a la reforma laboral.
Esta preocupante situación del país, no solo tiene entre la vida y la muerte a Miguel Uribe. También, en lo corrido del año 2025, según datos de la ONU, cerca de 950.000 compatriotas han sido víctimas directas del recrudecimiento de la violencia. Ejemplo de eso, los más de 20 actos terroristas ocurridos en la madrugada del martes pasado en los departamentos del Valle del Cauca y Cauca.
Ante esto, como colombiano y padre de dos niñas, me pregunto ¿Qué país les quiero dejar a ellas? Es una reflexión que debemos hacernos todos y pensar si queremos entregarles el país oscuro, violento y dividido por unos pocos o más bien, lucharemos y trabajaremos por un país unido, seguro, donde exista una relación fraterna entre el empleador y el trabajador, entre el campesino y el mediano o gran productor del campo. Un país donde los jóvenes, vuelvan a tener oportunidades de estudio y empleo, o donde la informalidad ya no sea la única salida, como hoy, que se encuentra ya casi en un 60%.
Yo quiero dejarles a mis hijas un país sin miedo, donde los violentos no sigan matando sueños y poco a poco arrebatándonos la esperanza. Donde la democracia, la libertad y las instituciones se respeten y donde no se considere enemigo al que piense políticamente distinto, sino que se tenga claro que los únicos enemigos del pueblo, son aquellos que caminan en la ilegalidad, haciendo daño y generando dolor.
Es por eso, que por Miguel, por su familia, por nuestros soldados y policías, por sus familias y por todas las víctimas de esta guerra a la que hoy nos devolvieron. Hay que actuar y no desfallecer, es el momento de defender con ideas, argumentos y buenas decisiones, el país que les queremos dejar a las futuras generaciones.
Está en nuestras manos, no permitamos que los violentos nos ganen.