¡Lo que ocurre es el colmo! | Por: Chabelly Agudelo

Por: Chabelly Agudelo*
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En plena crisis económica y social, con homicidios y atracos todos los días y con la pobreza y las tasas de desempleo más altas en nuestra historia reciente, el alcalde, en una borrachera de poder decidió tirar la casa por la ventana.

Sí, con la feria de los contratos sobrecosteados y una deuda para la ciudad que se extendería, aproximadamente, hasta el 2030 y que rompería el marco fiscal a mediano plazo. 

Ni siquiera el Concejo sirvió de freno de emergencia para semejante abominación. Por el contrario, amangualados con el alcalde, decidieron usar como caballito de batalla a los artistas para utilizar la consabida y exitosísima fórmula de la política de los beneficios concentrados y los costos dispersos. 

Pero ¡mentira!, la situación de los artistas no se soluciona dándoles empleo en el mes de diciembre, ¡no!, sino permitiendo que vuelvan a sus oficios con normalidad. Ya lo dijo la OMS, los confinamientos no son una buena medida para combatir el virus.

Lo que la gente no sabe, porque no lo ve, es que detrás de la feria de los contratos están los donantes de la campaña y los pactos políticos con sus cuotas burocráticas para alimentarse de la muerte como carroñeros. Hoy, que asistimos al velorio de nuestra economía, a falta de licencia para asistir a los velorios de los muertos por el coronavirus.

A este pueblo amnésico, que las promesas de pan y circo le borran la memoria, les recuerdo que este pequeño emperador local apenas entregó nueve de veintiún megaobras.

Que bajo su mandato, por intermedio de un amigo suyo, se le pagó a una firma fantasma israelí 6.500 millones de pesos que nos dejó el estadio Pascual Guerrero sin terminar y que está bajo investigación por diferentes causas: entre ellas, por presuntamente haber celebrado contratos con precios inflados para darle mercados a los pobres.

Ahora, no solo debemos ver cómo entre el alcalde y el Concejo se reparten la torta de la contratación por un valor de 650.000 millones de pesos, a la que se les debe sumar 300.000 millones de intereses, sino que, también, debemos aceptar que se gasten en una Feria de Cali 11.000 millones de pesos cuando el paciente está enfermo.

¿Qué es lo que pasa en mi ciudad que todos están dormidos? En nuestro sopor, permitimos que un alcalde tiña el futuro con hambre y miseria, con falsas promesas de empleo y bienestar y lo dejamos gozar de las mieles de un poder que se alimenta del miedo a morir con el que ni siquiera Luis XIV soñó. 

¿Dónde están las personas capaces de impedir una catástrofe en nuestra ciudad? ¿Acaso todos cayeron en la trampa de la complacencia y esperan su turno de recibir migajas contractuales? ¿Acaso están alistando sus maletas para partir antes de que lleguemos a ser como Venezuela? ¿Acaso su apatía no los deja ver que nos están llevando hacia el precipicio? 

Los grandes siempre dicen: “los jóvenes serán el futuro”, yo les digo: “el futuro promete excelentes bailarines y cuerpos sensuales, lo demás… jum… quién sabe cómo será”.

Tenemos que despertar antes de que sea demasiado tarde. Venezuela ya cayó, Bolivia también, a Argentina ya le dicen Argenzuela y Chile empezó a desviarse por la senda de la miseria socialista.

Tenemos que esquivar la trampa intelectual tendida por un alcalde formado en el seno de una guerrilla neomarxista y de ideas románticamente fabricadas para la Revolución Cubana. 

Este personaje, desde hace tiempo, sabe para qué se busca el poder así como lo supieron Fidel Castro, Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Evo Morales, Cristina Fernández y José Mujica. 

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*Estudiante de Derecho.