A la espera de respuestas, presidente Duque | Por: Fernando Rojas
El desafío del liderazgo no es no cometer errores. La verdadera prueba es corregir a tiempo. No acobardarse, sino tener la entereza moral, civil y política.
06:00 a. m.
Por: Fernando Rojas*
@ferrojasparra en Twitter
El coronavirus puso a prueba el liderazgo en el mundo. Los gobiernos enfrentan crisis simultáneas de salud pública, economía, social y legitimidad. Difícilmente alguien se habría preparado para guiarnos por el escarpado camino que atravesamos, pero fue el que les tocó. De ahí que las sociedades y la historia juzgarán si estuvieron o no a la altura.
Como ésta es la primera pandemia con carácter global, que ataca simultáneamente a millones de personas en el mundo, no tenemos antecedentes que nos orienten. Por eso quiero recordar un momento histórico crítico que evidenció un gran liderazgo. Aclaro que apelo al pasado no como idealización, sino porque en esa situación, también sin antecedentes, su protagonista supo estar a la altura.
En 1929 estalló la Gran Depresión en Estados Unidos. La solución del gobierno nacional desde Washington era decisiva, pero nunca llegó. Por eso, Franklin Roosevelt, quien era gobernador del estado de Nueva York, tomó la iniciativa. Como no tenía una respuesta preconcebida, le tocó experimentar mediante prueba y error, pero fundamentalmente, el gobierno se metió la mano al bolsillo para no dejar a sus ciudadanos desamparados.
Las políticas dieron resultados tan positivos que sobre ellos construyó su campaña para la presidencia en 1932, en la que sostuvo que la situación del país exigía una experimentación innovadora y persistente porque había que esforzase al máximo para salir de la crisis. Si el camino escogido fallaba, admitirlo con franqueza y probar otro. Pero, sobre todo, había que intentar algo.
Los estadounidenses querían que el presidente actuara ya, y así lo hizo Roosevelt. Con el Nuevo Acuerdo, o New Deal, el presidente enfrentó la crisis de la Gran Depresión como si Estados Unidos estuviera en guerra. Con un agresivo paquete de medidas económicas y sociales para la reactivación del empleo, el proyecto nacional buscó devolver la esperanza a los millones de afectados. Claro, no logró la solución completa, pero sí marcó un camino que le permitió ser presidente cuatro veces.
El desafío del liderazgo no es no cometer errores. La verdadera prueba es corregir a tiempo. No acobardarse, sino tener la entereza moral, civil y política para corregir el rumbo.
Y ahí es donde veo el problema de Colombia en este momento. El gobierno Duque logró ganar un tiempo importante en aplazar el pico de contagio, pero no preparó al país para atenderlo. Tampoco tiene claro qué camino proponernos para superar esta crisis. ¿Cómo generará empleo y reducirá la informalidad? ¿Cómo evitará que las personas de ingresos medios y bajos no pierdan todo frente ante la insensibilidad del sector financiero? ¿Dónde están las leyes, las iniciativas, las apuestas para salir de la crisis preexistente en Colombia, pero agravada por la pandemia?
Seguimos a la espera de las respuestas, presidente Duque.
* Politólogo. Doctor en Historia con maestrías en Gestión Urbana e Historia.