El cruce del paralelo cero: así se cumplieron los rituales del mar en el ARC Simón Bolívar
A las 3:25 de la mañana, el buque atravesó la línea invisible del Ecuador y activó una ceremonia naval.
Noticias RCN
03:10 p. m.
En el mar existen fronteras que no se ven ni se dibujan en los mapas, pero que se respetan con rigor absoluto. Una de ellas es el paralelo cero, la línea exacta donde el planeta se divide en hemisferio norte y hemisferio sur.
Cruzarla no es un trámite técnico ni un dato más de navegación: es un momento solemne, cargado de simbolismo y tradición.
A bordo del ARC Simón Bolívar, este cruce no ocurre en silencio. Se vive como lo han vivido generaciones enteras de marinos, bajo un ritual que conecta el presente con siglos de historia naval.
Los rituales que cumplió el ARC Simón Bolívar en altamar
Días antes de alcanzar el paralelo cero, el ambiente en el buque comenzó a cambiar. No fue un anuncio oficial ni una orden escrita. Fueron los “verdugos”, aquellos tripulantes que ya habían cruzado la línea en travesías anteriores, quienes empezaron a advertir lo inevitable.
La ley del mar debía cumplirse. El dios Neptuno debía ser honrado. Y los neófitos, quienes nunca habían cruzado esa frontera invisible, lo sabían. El bautizo se acercaba.
La madrugada marcó el instante definitivo. Eran exactamente las 3:25 de la mañana cuando, en el puente de gobierno, los sistemas de posicionamiento global señalaron un punto preciso en el océano.
En ese segundo, el ARC Simón Bolívar dejó el hemisferio norte y entró oficialmente al hemisferio sur. Según la tradición naval, ese momento no puede pasar desapercibido ni reducirse a una coordenada. Es un hito que debe ser reconocido.
Horas después, con la luz del día, llegó el momento más esperado: el rito de iniciación. Los neófitos fueron llamados uno a uno para recorrer una pista preparada a lo largo del buque.
No se trató de un castigo ni de una burla. Fue una prueba construida sobre obstáculos, agua de mar reutilizada, risas y esfuerzo compartido. Cada paso estuvo marcado por el trabajo en equipo, la disciplina y la camaradería, pilares de la vida naval.
La presentación ante Neptuno, el Dios de los mares
Al final del recorrido llegó el acto más simbólico. Los neófitos se presentaron ante Neptuno, el dios de los mares. Allí realizaron un brindis y solicitaron permiso para continuar navegando en el nuevo hemisferio.
Cruzar el paralelo cero, como lo dicta la tradición, no es una broma ni un exceso. Es un rito que une generaciones de marinos y recuerda que, en medio del océano, todos forman parte de una misma familia.
Con la ceremonia cumplida, el buque continuó su rumbo hacia el sur. Una línea invisible había quedado atrás, pero su peso simbólico permanecía intacto.
El ARC Simón Bolívar avanzaba con el orgullo de haber sido recibido oficialmente por el dios de los mares y de haber honrado una tradición que atraviesa siglos de navegación.


