Mejor tecnología, mejores partidos

El próximo Mundial en Catar estrenará una tecnología anunciada por FIFA la semana pasada. Luego de extensas pruebas se definió que tendremos un campeonato con tecnología “semiautomatizada”, con el objetivo de detectar con una mayor precisión los fuera de lugar que se configuren dentro de los juegos. Lo novedoso de esta tecnología es que promete información para el árbitro y el VAR con una gran velocidad, ya que el método resulta ser una actualización de la tecnología disponible hoy en el VAR, usada por primera vez en Rusia 2018.

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El sistema envía una señal a los árbitros mientras genera una animación 3D que sirve para apoyar la decisión. Las imágenes 3D se podrán desplegar en las pantallas gigantes que tienen en los estadios para que los aficionados puedan ver el soporte de la decisión de la jugada en fuera. Es muy similar a lo que se usa en las transmisiones de televisión para tenis, que permite despejar las dudas sobre una bola fuera o dentro del campo.

En total se van a instalar 12 cámaras en los techos para captar la trayectoria del balón. Para el caso de los jugadores, habrá 29 puntos de datos de cada futbolista en cancha, a una frecuencia de 50 veces por segundo, lo que permite calcular su posición exacta en el campo. Los grupos de datos recopilados alimentan un algoritmo de inteligencia artificial que definirá si la posición de un jugador está o no, en fuera de lugar, teniendo en cuenta el pase de uno de sus compañeros al momento de golpear la pelota. El balón oficial tiene un chip que contiene un sensor que envía un paquete de datos 500 veces por segundo a la sala de video. 

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Pienso que es adecuado el uso de nuevas tecnologías, siempre y cuando sean para reducir el margen de subjetividad de los árbitros, y que dejen muy poco espacio para debate. Ojalá, todo con el objetivo de que los partidos sean más fluidos, ya que está demostrado, especialmente en el fútbol colombiano con cifras oficiales de Dimayor, es que la demora en decisión del árbitro en cualquier uso del VAR está llevando a tiempos muertos que terminan impactando en el tiempo de juego real. Hay partidos que no superan el 55% o 60% de juego efectivo, los aficionados merecen que ese porcentaje aumente significativamente.

Por Jorge Hernán Peláez

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