Lo que hay es plata
Lo que hay es plata. Lo que no hay es vergüenza.
01:06 p. m.
Todos tenemos convicciones. Una de las mías, innegociable en política, es la eficiencia del gasto público. El dinero que recauda el Estado proviene del trabajo de los ciudadanos y su manejo debe ser responsable. Sin embargo, a lo largo de los años, los políticos han convertido el presupuesto en un botín para tapar los huecos fiscales que ellos mismos generan con su corrupción.
En el Gobierno de Gustavo Petro, el derroche y la ineficiencia han alcanzado niveles alarmantes. En los últimos días, de manera arbitraria, el Ejecutivo ha comenzado a recortar presupuestos destinados a proyectos clave en las regiones, con la excusa de que "no hay plata" porque el Congreso no aprobó su reforma tributaria. Un chantaje político disfrazado de austeridad, que demuestra –una vez más– el narcisismo de quienes gobiernan sin importarles las consecuencias para los ciudadanos.
Pero el argumento es falso. Plata sí hay. Lo que pasa es que el Estado la administra mal, y cuando despilfarra los recursos y se queda sin fondos, la solución siempre es la misma: subir impuestos y exprimir más a los colombianos. Porque quienes manejan el dinero público sin responsabilidad tampoco entienden lo que cuesta ganarlo.
En este Gobierno, lo ideológico tiene recursos; lo indispensable, no.
● Hay plata para sostener ministerios inoperantes, pero no para garantizar medicamentos.
● Hay plata para financiar un concierto de Residente con fines políticos, pero no para cumplir con la cofinanciación del Metro de Bogotá.
● Hay plata para pagar esquemas de seguridad innecesarios a funcionarios, pero no para fortalecer el Consejo Nacional Electoral a portas de las elecciones.
● Hay plata para comprar el voto de congresistas con contratos multimillonarios, pero no hay para el Metro de la 80 en Medellín.
● Hay plata para lavarle la cara al Gobierno en RTVC, pero no para garantizar la seguridad en el país.
Me detengo en este último punto, porque la reciente escalada de violencia en el Catatumbo es una prueba irrefutable del fracaso de la llamada "Paz Total" de Gustavo Petro. A pesar de esta crisis, el Gobierno ha decidido recortar 785 mil millones de pesos al sector defensa, como si el país estuviera atravesando su momento más seguro. Un despropósito que expone a Colombia a una vulnerabilidad sin precedentes.
El problema no es la falta de dinero. El problema es en qué y cómo se gasta. Si el Estado administrara bien los recursos, no necesitaría reformas tributarias cada año. Pero en vez de corregir, los gobiernos eligen el camino fácil: culpar a otros, castigar a los ciudadanos y seguir despilfarrando.
En 2026, debemos respaldar una propuesta de país que garantice un manejo responsable de los recursos públicos y que no convierta al Gobierno en un medio para el enriquecimiento a costa de los impuestos que pagamos todos.
Lo que hay es plata. Lo que no hay es vergüenza.