Los colombianos no saben qué quieren | Por: Maritza Aristizábal
Por eso es tan fácil dejarse llevar por las opiniones simplistas de los epidemiólogos que se gradúan en un par de trinos.
06:00 a. m.
Por: Maritza Aristizábal*
@Maryaristizabal en Twitter
Los colombianos no saben o no sabemos qué queremos. Y por eso es tan fácil dejarse llevar por las opiniones simplistas de los epidemiólogos que se gradúan en un par de trinos. O los que quieren hacer nuevas teorías pandémicas con fallos judiciales. Y a veces pecamos de incautos por desconocer los temas y caemos en opiniones alarmistas. Y les voy a dar dos ejemplos.
El primero de ellos es el tema de la vacuna. Todos reclamando porque el gobierno no ha adelantado las negociaciones con los laboratorios y porque nos quedamos atrás en la fila de la inmunización. Y sí, es cierto. Y sí, es preocupante.
Pero la gente tiene que saber que eso no era cosa del gobierno. Existía una ley, muy vieja, que prohibía que cualquier funcionario comprara, aunque fuera una dosis de cualquier fármaco que todavía estuviera en etapa de investigación.
Eso apenas se cambió hace pocos días con el trámite de la ley conocida como ‘vacunas gratis para todos’, y en todo caso todavía falta la aprobación del Invima.
Y lo otro, que muchos reclaman, es que por qué apenas se anuncia la compra de 15 o 20 millones de dosis, si hay 50 millones de colombianos. Por favor, saquemos bien las cuentas. Según una encuesta, el 40 por ciento de las personas no se vacunará y como a nadie se le puede obligar, eso nos deja ya por fuera de tajo a 20 millones de colombianos.
Tampoco se podrían vacunar mujeres embarazadas o que quieran quedar en embarazo en los próximos meses. No entran tampoco en el plan de vacunación niños menores de 2 años, y tampoco son candidatos quienes estén en tratamientos médicos que los mantengan inmunosuprimidos.
Y ahora, a quienes ya dijeron que sí se aplicarán la vacuna quizá lo piensen dos veces cuando les expliquen que este antídoto, que se desarrolló en menos de 10 meses, tiene bastantes falencias y el proceso – en promedio - para una vacuna es de 10 años.
Además, por la velocidad con la que los laboratorios produjeron están exigiendo, en todo el mundo no solo en Colombia, que se les exima de los efectos adversos del fármaco.
Y otro tema, en el que no sabemos qué queremos es en de la exigencia de las pruebas PCR. En eso sí la carrera la ganó el gobierno, porque pese a todas las advertencias del sector turístico, fue el mismo Ministro de Salud el que anunció que desde el 1º de octubre se exigiría la prueba PCR para el ingreso al país, eso duró menos de un mes.
Pero si quizá en ese momento no se hubiera tomado esa decisión, no se habría abierto la puerta para que hoy estemos en este embrollo. ¿En ese momento sí había evidencia científica y hoy no? Ahí sí punto para el juez.
Pero también es cierto, y de esto sí hay evidencia epidemiológica, que: uno, mostrar una prueba negativa no es garantía de nada, porque la persona puede tomársela hoy a las 10 de la mañana, a la 1 de la tarde tener contacto con una persona contagiada y recibir, si es que bien le va, el resultado negativo al día siguiente viajar. Es decir, viajar contagiado.
Y lo segundo, que también aseguran los virólogos, es que los filtros de los aviones son tan fuertes que la esterilización es casi igual a la de un quirófano.
Ahora sí, con el contexto y sacando bien las cuentas, critique e indígnese.
*Periodista y presentadora de Noticias RCN