Pastelería Florida, un ícono bogotano en riesgo por el coronavirus

El covid-19 y la cuarentena pusieron en riesgo uno de los patrimonios culturales de Bogotá, se trata de la pastelería Florida, ubicada en el centro de la capital, sus mesas junto a tazas de chocolate han sido testigos de la historia de la ciudad.

En Noticias RCN hablamos con su dueña y representante legal, quien con tristeza cuenta cómo ha tenido que suspender la mayoría de contratos. Diariamente lucha a punta de domicilios para no cerrar definitivamente este emblemático lugar.

"Aquí era un lugar a donde venían políticos como Jorge Eliecer Gaitán, esa pleyade de políticos de la primera parte de la República venían a la Florida (…) en la florida se sienta la derecha y se sienta la izquierda”, cuenta Elsa Martínez, propietaria de la pastelería.

Este tradicional café ha sido encuentro de varias generaciones y ha marcado el imaginario colectivo de los bogotanos.

Elsa Martínez, es una de las herederas de La Florida, a sus 71 años, esta economista y politóloga, dice que ya no se dedica, como siempre lo había hecho, a esbozar con recelo los secretos que esconde el cremoso chocolate artesanal que tanto encanta a sus clientes.

De la receta tradicional solo se limita a contar que es 80% manteca de cacao, que luego es cocido con el vapor que arroja esta greca italiana, que tiene los mismos años que la famosa pastelería.

Ahora, Elsa dice que a la distancia prefiere quitarse el tapabocas, ese que obliga la nueva normalidad a la que se enfrenta el mundo, para contar las difíciles decisiones que le ha tocado tomar con los 90 empleados que tiene a su cargo.

"Suspendimos los contratos, la gente la tenemos con seguridad social, pero sin salario. Están ganando las poquitas personas que nos están colaborando en domicilios", asegura Martínez.

En sus ocho décadas de historia, la Florida solo ha cerrado sus puertas dos veces: la primera fue en 1948 con el bogotazo y ahora, en el 2020, con la llegada del covid-19.

"A las seis de la tarde, la Florida que tiene 258 puestos, hay fila porque no hay donde sentar a nadie más. Mirar hoy esto desocupado, es créemelo muy difícil", dice Elsa Martínez.

Sus noches son largas y el sueño lo concilia poco. Dice que los bancos le han negado los múltiples préstamos que ha solicitado para alivianar la crisis económica que inició con las obras de peatonalización de la avenida sobre la que se instala, y que profundizó la cuarentena nacional.

La falta de liquidez de esta empresa artesanal, ha dejado en el limbo a decenas de familias que dependen directamente de ella, y ha puesto en riesgo el futuro de este lugar bohemio donde por décadas han coincidido escritores, artistas, intelectuales y políticos, de la vida nacional.

"Hace unos días estaba tan pesimista que decía: el Florida se acaba. El Florida no se puede acabar ni por el diablo", dijo su propietaria. “Es un compromiso ético, con un patrimonio de la ciudad, es un compromiso con mi padre, y con mucha gente que le ha sido fiel a Florida”.