Desplazamiento, un drama que recibe una luz de esperanza
Gracias a campañas de la Acnur, los 60 millones de refugiados que hay en el mundo recibirán un regalo de niños de Latinoamérica.
Noticias RCN
junio 20 de 2015
08:40 a. m.
08:40 a. m.
Laura besa y le da un último abrazo al oso. Parece que quiere llorar pero mira a su mamá que le hace un gesto afirmativo con la cabeza. Laura pone el peluche en la maleta que es casi tan grande como ella y le da espacio a Antonio.
El pequeño, de unos cinco años, repite el ritual, él lleva una cartuchera llena de crayones. También un dibujo que hizo con esos mismos crayones: un círculo formado por niños como él y Laura, todos tomados de las manos. En el dibujo, niños y niñas sonríen felices y Antonio dice que no sabe si eso que imaginó en verdad es así pero que espera que quienes lo reciban puedan reír como él.
Laura y Antonio hacen parte de un grupo de menores que, gracias a una campaña de la Agencia de la ONU para Refugiados, Acnur, envían regalos a niños en situación de refugiados o desplazados en todo el mundo. Los regalos van en una maleta del mismo alto de un adulto sentado en una silla.
La llamada Mochila Viajera, proporcionada por Totto, irá de país en país, recogiendo muñecas, cartas, carritos de colores, osos de felpa, almohadas, libros para pintar, hasta llegar a Jordania, un país que actualmente está recibiendo 250 refugiados cada día por cuenta de la guerra civil siria y la violencia del Estado Islámico.
Antonio tiene 7 años pero dice que entiende qué significa ser desplazado. “Es gente que no tiene dónde vivir como yo”, explica con timidez y, tal vez, esa sea la mejor definición.
De acuerdo con datos de la Acnur, alrededor del planeta hay 60 millones de desplazados y refugiados, siendo la mitad de ellos menores de edad. El 55% del total de aquellos que no tienen donde vivir viene de cinco países: Afganistán, Somalia, Irak, Siria y Sudán.
La idea es que el oso de felpa de Laura y los crayones de Antonio vayan dentro de la Mochila Viajera, recogiendo regalos desde Alaska hasta Argentina y lleguen a Jordania, como un mensaje de esperanza para los apátridas que hoy luchan por un sitio en dónde poder establecerse.
"Este es el momento histórico en el que mayor cantidad de desplazados hay desde la Segunda Guerra Mundial, la esperanza es un tesoro", dice Stephane Jaquemet, el alto comisionado para los Refugiados.
"Es increíble el poder que puede dar la solidaridad. Esos momentos de alegría, los mensajes, un simple encuentro a la distancia con los pares puede romper barreras y sensibilizar al mundo sobre este drama", señala Jaquemet.
Pero el drama del desplazamiento no es exclusivo del Medio Oriente y de países al otro lado del mundo. El drama está en casa. De hecho, Colombia es el segundo país con mayor cantidad de desplazados internos. Hasta el 1 de abril de este año se contaban 6,3 millones de destechados.
El 34% son niños, niñas y adolescentes que se han visto envueltos en la violencia generada por el conflicto armado y el narcotráfico. Sin embargo, eso no es todo, ya que muchos de estos menores terminan en zonas afectadas por el crimen, viéndose envueltos en reclutamiento forzado o en el mundo laboral, obligados a buscar el sustento para ellos y sus familias, como lo ha denunciado la Defensoría del Pueblo.
Y es que los más pequeños en este país están expuestos a la vulneración de sus derechos en 207 municipios de 29 departamentos de Colombia, según la Defensoría.
El representante en Colombia del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, Martin Gottwald, denunció la falta de voluntad política del Gobierno colombiano y de una estrategia integral para incorporar a los desplazados por el conflicto armado. Colombia "no ha hecho lo suficiente para reintegrar a esas personas", afirma tajantemente en la conmemoración internacional del día del desplazado y refugiado.
Según datos de la Contraloría (tribunal de cuentas), el 80 % de los desplazados internos está por debajo de la línea de pobreza y el 35 % de ellos vive en la indigencia.
Y por eso, el oso de Laura, los crayones de Antonio viajan con un mensaje: no importa dónde y qué tan grave sea el problema es nuestro país, siempre habrá esperanza.
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